Observan por primera vez a un delfín salvaje "hablando" con una marsopa

Captaron a un delfín salvaje llamado Kylie "conversando" con un grupo de marsopas en un sorprendente ejemplo de comunicación entre especies.

Por Elizabeth Anne Brown
Publicado 5 abr 2022, 11:33 GMT-3
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Un delfín común saltando en aguas escocesas. Los investigadores han captado a un delfín salvaje solitario llamado Kylie capaz de vocalizar como una marsopa común.

Fotografía de THE BIG PICTURE, MINDEN PICTURES

En la costa oeste de Escocia se encuentra el Fiordo de Clyde, una gran ensenada de agua salada que alberga miles de marsopas comunes y un delfín hembra al que han nombrado Kylie.

Aunque Kylie no ha sido observada con otros delfines comunes (Delphinus delphis) en al menos 14 años, no se encuentra sola. En los días despejados en el Clyde, los visitantes del puerto deportivo pueden ver a Kylie nadando con marsopas (Phocoena phocoena), sus primos cetáceos de un tamaño dos veces inferior al suyo.

Una nueva investigación publicada en Bioacoustics en enero de este año sugiere que los vínculos de Kylie con las marsopas son más estrechos de lo que los científicos habían imaginado.

Si bien el repertorio vocal de un delfín común posiblemente incluya una amplia gama de chasquidos, silbidos y pulsos, Kylie no silba. En cambio, "habla" más bien como las marsopas, que se comunican mediante chasquidos agudos.

Una vista del Fiordo de Clyde, una gran masa de agua junto a la isla escocesa de Arran, en un día luminoso de invierno.

Fotografía de Jim McDowall, Alamy

El estudio sugiere que podría estar comunicándose con las marsopas, o al menos intentándolo. El informe forma parte de un conjunto creciente de trabajos que iluminan el rico mundo de interacciones entre diferentes especies de cetáceos.

"Está claro que las especies en la naturaleza interactúan mucho más de lo que pensábamos", reflexiona la experta en comportamiento de delfines, Denise Herzing.

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Cómo es el código de las marsopas

Hace años, el único delfín residente en el Clyde tenía predilección por una boya situada en la desembocadura de un lago llamado Kyles of Bute, por lo que los lugareños empezaron a llamarlo Kylie.

Sin embargo, nadie sabe de dónde viene ni tampoco por qué los delfines acaban solos, cuenta David Nairn, fundador y director de Clyde Porpoise, una organización local dedicada a la investigación y protección de los mamíferos marinos (hace un año que no se ha visto a Kylie, pero los lugareños esperan que vuelva pronto).

Algunos delfines solitarios terminan solos después de ser separados de sus grupos natales por tormentas o actividades humanas o bien tras quedar huérfanos. Otros pueden ser simplemente menos sociables y prefieren mantener su privacidad, según un estudio de 2019 sobre los delfines solitarios en todo el mundo.

Para saber más sobre la relación de Kylie con las marsopas, Nairn tomó prestado un hidrófono y lo remolcó detrás de su velero, el Saorsa. Nairn capturó el audio de múltiples encuentros entre Kylie y las marsopas desde 2016 hasta 2018.

"Definitivamente, se identifica como una marsopa", afirma Nairn, quien se formó como biólogo acuático en la mencionada universidad.

Mel Cosentino, quien durante esos años era candidata al doctorado en la Universidad de Strathclyde de Glasgow, estudió detenidamente miles de chasquidos ultrasónicos de cetáceos de las grabaciones

Mientras que los delfines silban casi constantemente, las marsopas nunca lo hacen. En cambio, se comunican exclusivamente con lo que se denominan "clics de banda estrecha y alta frecuencia" (NBHF, por sus siglas en inglés), con ocho a quince picos de amplitud en torno a los 130 kilohercios.

“Para escuchar un clic de NBHF debes reproducirlo unas cien veces más lento”, explica Cosentino. Cuando los sonidos se ralentizan, el tono desciende. Los humanos pueden oír entre 20 hercios, aproximadamente el equivalente al pedal más bajo de un órgano de tubos, y 20 kilohercios.

En las grabaciones, Cosentino identificó el estándar de clics de frecuencia más baja para los delfines comunes. Pero incluso cuando Kylie parecía estar sola, Cosentino encontró clics con ocho o más picos de amplitud en la marca clave de 130 kilohercios, la frecuencia en la que charlan las marsopas.

En otras palabras, Kylie habla como una marsopa incluso cuando está sola. Los investigadores también encontraron que Kyle nunca silba, como lo hacen otros delfines.

Cosentino observó que los intercambios entre Kylie y las marsopas tenían el ritmo de una "conversación" entre miembros de la misma especie (tomando turnos con poco solapamiento) aunque, naturalmente, no está claro cuánta información significativa se transmite en los intentos de Kylie de hacer chasquidos de marsopa. 

“Podría ser yo ladrándole a mi perro y él ladrándome a mí”, ejemplifica Cosentino.

En cualquier caso, este comportamiento representa "un intento" de comunicación que las "marsopas probablemente reconocen", detalla Herzing, director de investigación del Wild Dolphin Project, quien ha estudiado el comportamiento de los delfines moteados del Atlántico (Stenella frontalis) en las Bahamas durante más de tres décadas.

Herzing, quien no participó en el estudio, elogia a los autores por su inteligente diseño experimental en un entorno natural.

"Los resultados son tentadores", enfatiza. "Lo realmente revelador es que Kylie no hace ningún silbido, porque los delfines siempre hacen silbidos y las marsopas nunca".

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    Marsopas cerca de las islas Shetland, en Escocia. Por primera vez, los científicos han encontrado un delfín que "se identifica como una marsopa", capaz de emitir los chasquidos únicos de la especie.

    Fotografía de SCOTLAND: THE BIG PICTURE, NATURE PICTURE LIBRARY

    Uno de los mayores desafíos de la bioacústica marina es identificar qué criaturas emiten qué sonido, comenta Laela Sayigh, profesora asociada de comportamiento animal en el Hampshire College. “No hacen ningún movimiento externo asociado con el sonido y, de todos modos, la mayoría de las veces no puedes verlos”, agrega la especialista.

    Sin embargo, en este caso se puede distinguir a Kylie por su acento. "Parece que se esfuerza por alcanzar un tono tan alto como el de las marsopas", detalla Cosentino; "los picos de sus chasquidos no son tan nítidos como deberían y hay algunos sonidos de menor frecuencia mezclados con las notas altas".

    “Si fueran cantantes, Kylie sería Pavarotti y las marsopas serían Mariah Carey”.

    Los cetáceos en cautiverio son capaces de imitar la vocalización de otras especies, asegura Herzing, quien trae a colación el caso de las orcas y belugas que imitaron a unos delfines nariz de botella (Tursiops truncatus, también conocido como delfines mulares).

    Por otro lado, un estudio bioacústico de 2016 descubrió que un delfín de Riso (Grampus griseus, también conocido como calderón gris) criado en un parque marino italiano, silbaba más como los delfines mulares con los que se había criado que como los miembros salvajes de su especie.

    Sin embargo, el hecho de que Kylie haga clics similares a los de NBHF mientras está sola "pone en duda" si está haciendo clic para comunicarse con las marsopas o simplemente imitando el sonido, cuestiona Sayigh.

    (Contenido relacionado: Mira a estos delfines nariz de botella "dándose la mano")

    Conversaciones con cabeza de melón 

    Los delfines, las marsopas y las ballenas son todos cetáceos descendientes de mamíferos terrestres que regresaron al agua hace millones de años.

    A medida que se readaptaron a la vida en el océano, "evolutivamente, las fosas nasales se convirtieron en el espiráculo (orificio respiratorio)", repasa Cosentino.

    Mientras que las ballenas dentadas como los delfines y las marsopas tienen solo una fosa nasal abierta, ambas cavidades nasales todavía están presentes debajo de la superficie, cada una cubierta por una estructura muscular llamada "labios de mono".

    Vala aclarar que la anatomía de los cetáceos a menudo se describe en términos divertidos, que tienen su origen en las descripciones de los balleneros.

    Los labios de mono son similares a nuestras propias cuerdas vocales, controlan el flujo de aire y cuando éste es forzado desde los pulmones a través de los "labios" en la cavidad nasal izquierda, "es como dejar salir el aire de un globo", creando silbidos, explica Cosentino.

    La cavidad nasal derecha es responsable de los clics utilizados tanto en la comunicación como en la navegación. En las ballenas dentadas, termina junto a un depósito de grasa en la frente, llamado melón, que amplifica y concentra las vocalizaciones del cetáceo.

    Dado que ambos conjuntos de labios de mono funcionan de forma independiente, algunos cetáceos, incluidos los delfines nariz de botella, pueden chasquear y silbar al mismo tiempo, algo así como el canto gutural mongol.

    La historia de Kylie es parte de un amplio campo de investigación sobre cómo los cetáceos interactúan con miembros de otras especies. “Son muy sociables, muy sexuales y muy comunicativos”, describe Herzing. “Estos animales sobreviven y se adaptan socialmente y el sonido es una forma natural de hacerlo”.

    Los bien documentados casos de adopciones también demuestran que las divisiones entre las especies pueden no ser tan claras como se pensaba. Los ejemplos incluyen a una manada de belugas canadienses que acogió a una cría de narval y a un delfín girador (Stenella longirostris) que vivió entre los delfines nariz de botella de Tahití durante 20 años.

    Los análisis de ADN recientes también demuestran que solo hemos arañado la superficie del verdadero alcance de la hibridación, sostiene Herzing.

    Los delfines nariz de botella se han hibridado con al menos 10 especies en cautiverio y en la naturaleza, incluidos cetáceos tan dispares como la ballena piloto y el delfín costero (Sotalia guianensis).

    Los investigadores plantean la hipótesis de que los cetáceos pueden hibridarse con tanto éxito debido a su ADN compartido: sus especies divergieron solo en los últimos 10 millones de años.

    Además de los intentos de comunicación, Kylie parece cercana a las marsopas en otros aspectos. En múltiples ocasiones, Nairn ha visto a marsopas hembra traer a sus crías para interactuar con Kylie.

    Dado que las crías de marsopa suelen permanecer muy cerca de la madre hasta que son destetadas, Nairn se sorprendió al verlas nadar con el delfín en formación de escalón, una posición justo detrás de su aleta pectoral que, según los investigadores, es el equivalente de los cetáceos a "llevar" a un bebé.

    Nairn también ha observado marsopas machos que intentan aparearse con Kylie. Pero ¿acepta ella sus avances? "Yo diría que sí y que incluso corteja", admite Nairn con una sonrisa. El apareamiento es teóricamente posible, aunque no ha habido ningún híbrido de delfín-marsopa documentado científicamente, relata Herzing. 

    Desde que una semana de intensas tormentas en febrero de 2021 provocó que un enorme barco de perforación quedara desamarrado cerca de su boya favorita, Kylie ha desaparecido. Nairn argumenta que no sería extraño que ella se trasladara a otro lugar del Clyde después de un gran disturbio a una de sus boyas y que ese alejamiento puede prologarse durante meses seguidos, incluso hasta un año. Sin embargo, no puede evitar preocuparse.

    Aún así, ella y sus colegas aseguran que están ansiosos por buscar (y escuchar) a Kylie en cuanto comience la primavera y ver qué más puede enseñarnos.

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