Tortuga carey

Por Redacción National Geographic
Publicado 13 abr 2020, 17:30 GMT-3

La tortuga carey, en peligro crítico de extinción, es un animal sumamente migratorio que vive en aguas tropicales. Se la caza por su llamativo caparazón.

Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

NOMBRE COMÚN: Tortuga carey

NOMBRE CIENTÍFICO: Eretmochelys imbricata

TIPO: Reptil

ALIMENTACIÓN: Carnívoro

VIDA PROMEDIO EN SU HÁBITAT NATURAL: De 30 a 50 años

TAMAÑO: De 60 a 114 cm

PESO: De 45 a 68 kg

 

¿Qué es la tortuga carey?

Las tortugas carey, que no son particularmente grandes comparadas con otras tortugas marinas, llegan a medir hasta 114 centímetros respecto del tamaño de su caparazón y a pesar 68 kilogramos. De jóvenes, su caparazón tiene la forma de un corazón y, a medida que van creciendo, se extiende. Su caparazón de colores asombrosos es serrado y posee esculetos solapados o piezas de exoesqueleto gruesas.

La cabeza cónica de la tortuga carey termina en una punta afilada, que se asemeja al pico de un ave, de allí su nombre en inglés hawksbill turtle (tortuga pico de halcón). Una característica bastante peculiar es un par de garras que adornan cada aleta. Las tortugas macho tienen garras más largas, colas más gruesas y coloraciones más brillantes que las hembras.

Hábitat y alimentación

Las tortugas carey se encuentran en las aguas tropicales de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Evitan aguas profundas, y prefieren la costa donde las esponjas de las que les gusta alimentarse son abundantes y los lugares de anidación en la arena están al alcance. Estos reptiles sumamente migratorios ayudan a mantener un ecosistema de arrecife de coral saludable.

Las tortugas carey son omnívoros y también comen moluscos, algas marinas, crustáceos, erizos de mar, peces y medusas. Sus caparazones duros las protegen de los muchos depredadores, pero siguen siendo presa de peces grandes, tiburones, cocodrilos, pulpos y seres humanos.

Reproducción

Como otras tortugas marinas, las carey hacen migraciones increíbles con el fin de trasladarse desde los sitios de alimentación hacia los de anidación, normalmente en playas tropicales. Cada dos a cinco años, las tortugas carey hembra regresan a las playas donde nacieron para anidar, lo que normalmente sucede en aguas poco profundas cerca de la costa.

El proceso de anidación comienza cuando las tortugas dejan el mar para elegir un área donde poner sus huevos. Cavan un pozo en la arena, lo llenan con entre 130 y 160 huevos y luego lo cubren. En esta etapa, las tortugas regresan al mar, dejando los huevos, los cuales eclosionarán en, aproximadamente, 60 días. El momento más peligroso de sus visas se da cuando las crías hacen su viaje desde los nidos hacia el mar. Los cangrejos y las gaviotas cazan vorazmente a las jóvenes tortugas en este corto correteo.

Amenazas a su continuidad

Al igual que muchas tortugas marinas, las carey están en peligro crítico de extinción principalmente debido al impacto humano. Los caparazones de las tortugas han sido muy preciados entre los seres humanos desde el antiguo Egipto y, dado su sorprendente caparazón, las tortugas carey no son la excepción; la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) calcula que millones de tortugas carey han muerto en los últimos cien años por el comercio de caparazones. A pesar de que el mercado internacional legal de caparazones de tortugas carey finalizó en 1993, el comercio aún continúa.

Los huevos de tortuga carey son comidos en todo el mundo a pesar de que la tortuga se encuentra en estado protegido internacionalmente; asimismo, también se las mata por su carne. Estas elegantes tortugas marinas también están amenazadas por las capturas accidentales en redes de pesca.

La pérdida del hábitat es otra grave amenaza que las tortugas deben enfrentar. El desarrollo en las zonas costeras ha reducido el espacio disponible para que puedan anidar, mientras que el aumento de las temperaturas asociado al cambio climático mundial está matando los arrecifes de coral en los que se alimentan.

Protección

Las tortuga carey están protegidas por acuerdos internacionales como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora, CITES) y la Convención de Especies Migratorias. Este nivel de cooperación internacional es fundamental para la protección de las tortugas carey dado su amplio rango geográfico.

Los defensores de estos animales también están trabajando para proteger sus hábitats al designarlos santuarios marinos o reservas acuáticas, mientras que los investigadores, como Daniel Arauz de Photo Ark EDGE Fellowship, están recabando información sobre las poblaciones de carey con el fin de crear conciencia entre las comunidades locales y mejorar las estrategias de protección.

El ABC de las tortugas marinas
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