Estos animales prosperan en condiciones montañosas extremas

Terreno escarpado, frío y poca comida. Sin embargo, los hábitats de montaña sustentan a una amplia variedad de animales.

Por Sydney Combs
Publicado 3 abr 2019, 17:03 GMT-3

Las montañas son hábitats despiadados. Con bajos niveles de oxígeno, escasas fuentes de alimento por encima del límite del arbolado y la meteorología extrema, los animales que viven a gran altitud deben mantener un precario equilibrio con los elementos para sobrevivir.

Los animales que prosperan en hábitats montañosos hostiles han desarrollado adaptaciones determinadas. El leopardo de las nieves, que vive en elevaciones de entre 3.400 y 5.000 metros, posee una adaptación genética que mejora su capacidad para absorber oxígeno en el torrente sanguíneo.

Las liebres de montaña cambian de color dependiendo de la estación para camuflarse: pelaje blanco en invierno y pelaje color jengibre claro cuando la nieve se derrite. Las cabras blancas también tienen pelajes blancos y densos durante el invierno —que les aportan calor y camuflaje— de los que se deshacen en verano.

Otras especies que habitan en la montaña, como los geladas, monos que viven en las montañas de Etiopía, han averiguado cómo sobrevivir en un hábitat con pocos recursos de alimentos nutritivos: consumen hierba, son el único primate que lo hace.

Aunque el paisaje sea duro, no es la única amenaza para los animales alpinos.

"Los granjeros no son precisamente amables cuando los leopardos de las nieves matan su ganado", afirma Rodney Jackson, director de Snow Leopard Conservancy, una organización californiana sin ánimo de lucro. Conforme la agricultura y el pastoreo invaden el hábitat de los leopardos de las nieves y reducen sus presas, los leopardos recurren al ganado como fuente de alimento y, como consecuencia, los matan.

El cambio climático también está dificultando la supervivencia en entornos alpinos.

En muchas zonas montañosas, el cambio climático provoca más precipitaciones. En áreas septentrionales, esto se traduce en un aumento de la nieve y la lluvia, que puede resultar problemático y a veces mortal para los herbívoros que buscan alimento cuando la lluvia se congela y crea una capa dura sobre la nieve profunda.

"En los últimos años, hemos tenido una capa de nieve alta y [la lluvia congelada] ha dificultado que los renos excaven y lleguen al liquen", explica Robert G. Björk, profesor adjunto de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia.

Además, cuando las montañas se calientan y la nieve se derrite, se espera que la vegetación se expanda a mayor altitud. Conforme la vegetación crezca, también aumentarán los animales que antes solo podían vivir en elevaciones inferiores donde la vida vegetal era más abundante. Para la liebre de montaña, esto significa que llegarán más especies de liebre con las que competir y nuevos depredadores como el zorro rojo que deberá evitar.

Para depredadores como el águila real, un aumento de la vegetación perjudicaría la caza y las prácticas reproductivas. Ya se han documentado águilas reales que migraban al norte antes de tiempo para aprovecharse de una temporada reproductiva más larga. Sin embargo, a algunos investigadores les preocupa que el aumento de la vegetación afecte a su capacidad de encontrar presas, ya que sus terrenos de caza suelen estar más desiertos.

Es complicado comprender cómo se han adaptado los animales a los difíciles entornos montañosos y cómo se desenvuelven conforme el calentamiento global transforma sus hábitats. Los lugares de estudio son remotos y difíciles de alcanzar para los científicos, incluso con buen tiempo. Si incluimos una tormenta de nieve o un desprendimiento de rocas, los investigadores podrían perder acceso a un lugar de estudio durante meses, lo que obstaculizaría seriamente su capacidad de recopilar datos sobre los entornos de montaña y sus habitantes animales.

Las águilas reales, como este ejemplar joven de Noruega, prefieren áreas abiertas y montañosas y son capaces volar de manera continua ante vientos fuertes. Viven en la mayor parte del oeste de Norteamérica, Asia, el norte de África y Europa. Aunque normalmente devoran pequeños mamíferos, a veces atacan a ciervos adultos.
Fotografía de Markus Varesvuo, Nature Picture Library

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