Ríos contaminados con droga podrían afectar a las anguilas europeas

Tal como advierte una nueva investigación, los residuos de sustancias ilícitas podrían tener efectos en los peces nativos después de que estas ingresan al medio ambiente subacuático a través de las aguas residuales.

Por Joshua Rapp Learn
Publicado 26 jun 2018, 13:14 GMT-3
Las anguilas europeas están en serio peligro en la naturaleza, y la contaminación del agua, incluidas ...
Las anguilas europeas están en serio peligro en la naturaleza, y la contaminación del agua, incluidas las drogas ilegales, es parte del problema.
Fotografía de Wil Meinderts, Buiten Beeld, Minden Pictures, National Geographic Creative

Las anguilas europeas en grave peligro intoxicadas con cocaína podrían tener problemas para hacer un viaje de 6000 kilómetros para aparearse y reproducirse, advierte una nueva investigación.

Y aunque las sociedades han luchado por mucho tiempo para lidiar con el uso de drogas ilícitas, se comprenden menos los efectos posteriores que estas sustancias pueden tener sobre otras especies después de que ingresan al medio ambiente acuático a través de las aguas residuales.

Entonces, en el marco de la investigación, los científicos estudiaron en el laboratorio, durante 50 días seguidos, los efectos de la cocaína en las anguilas europeas.

Los ejemplares de esta especie tienen patrones de vida complejos, y pasan de 15 a 20 años en aguas dulces o salobres en las vías fluviales europeas antes de cruzar el océano Atlántico para desovar en el mar de los Sargazos, al este del Caribe y el litoral este de los Estados Unidos. Mientras que las anguilas también se crían para alimento, la International Union for Conservation of Nature (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) considera a la población silvestre en grave peligro debido a represas y otros cambios en las vías fluviales que bloquean sus migraciones, sobrepesca y diferentes tipos de contaminación del agua.

Las anguilas son vulnerables a concentraciones de trazas de cocaína, particularmente en sus primeros años de vida, según los investigadores de un estudio publicado en Science of the Total Environment.

“Los datos muestran una gran presencia de drogas ilícitas y sus metabolitos en las aguas superficiales de todo el mundo”, dice Anna Capaldo, una bióloga investigadora de la University of Naples Federico II (Universidad de Nápoles Federico II) y autora principal del estudio. Agrega que el agua cerca de las ciudades densamente pobladas es incluso peor, con algunas investigaciones que muestran concentraciones particularmente altas en el río Támesis cerca de las Casas del Parlamento de Londres y en el río Arno italiano cerca de Pisa, famosa por su torre inclinada.

Administrar una prueba de drogas

Capaldo y sus colaboradores estudiaron a las anguilas en el agua con niveles muy pequeños de cocaína, casi lo mismo que se encuentra en algunos ríos. Descubrieron que las anguilas parecían hiperactivas, pero mostraban la misma salud general que las anguilas libres de drogas. Pero sus cuerpos contaban una historia diferente.

Descubrieron que la droga se acumula en el cerebro, los músculos, las branquias, la piel y otros tejidos de las anguilas. Los músculos de los peces también mostraron hinchazón e incluso colapsos, y las hormonas que regulan su fisiología cambiaron. Estos problemas se encontraron incluso después de un período forzado de rehabilitación de 10 días en el que los investigadores retiraron las anguilas del agua con cocaína.

“Todas las funciones principales de estos animales podrían alterarse”, dice Capaldo.

Particularmente preocupante es que la cocaína aumenta los niveles de cortisol, una hormona del estrés que induce el consumo de grasa. El problema es que las anguilas europeas necesitan acumular grasa antes de su migración al mar de los Sargazos para reproducirse, y niveles más altos de cortisol podrían retrasar el momento de este viaje.

También señala que el aumento de los niveles de dopamina de las anguilas que han estado en contacto con la cocaína también podría impedir que alcancen la madurez sexual. “Es probable que en este estado, la reproducción de las anguilas pueda verse afectada”.

Además de esto, la hinchazón o ruptura muscular podría afectar la capacidad de las anguilas incluso para llegar al mar de los Sargazos.

Emma Rosi, científica del Cary Institute of Ecosystem Studies (Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas) que no participó en el estudio reciente, dice que Capaldo y sus colegas utilizaron concentraciones de cocaína ambientalmente relevantes en su investigación.

La investigadora agerga que en los casos en que hay drogas involucradas, puede ser necesaria una concentración mucho mayor para matar a los organismos, pero incluso las concentraciones bajas igualmente pueden tener un efecto, especialmente en términos de cuestiones como las interacciones depredador-presa.

Rosi ha estudiado los efectos de los antidepresivos, incluidos Prozac y las anfetaminas en ecosistemas acuáticos, y ha descubierto que cambian las comunidades bacterianas o de algas en el agua y pueden afectar la tasa de crecimiento y los ciclos de vida de los insectos.

Según Capaldo, las drogas ilícitas como la cocaína son solo una parte del problema. Estas aguas también contienen residuos de otras drogas ilícitas, metales pesados, antibióticos y pesticidas. “No sabemos las posibles consecuencias de tales combinaciones de sustancias, pero claramente podrían influir en la supervivencia o el estado de salud de las anguilas”, dice, y agrega que otras especies además de las anguilas podrían experimentar cambios corporales similares cuando se exponen a la cocaína.

Tratamiento contra las drogas

Capaldo dice que el problema podría resolverse con un tratamiento de aguas residuales más eficiente o evitando las drogas ilícitas.

Daniel Snow, el director del Water Sciences Laboratory at the University of Nebraska (Laboratorio de Ciencias del Agua de la Universidad de Nebraska), que no participó en esta investigación, es escéptico de que el problema se resuelva al detener el uso de drogas ilícitas.

“Si esa fuera la solución, entonces las leyes realmente habrían detenido su consumo. No hay evidencia de que las leyes realmente controlen el consumo”, asegura.

Snow, quien ha estudiado el efecto de drogas y otros contaminantes en la vida acuática antes, espera que la investigación como la llevada a cabo por Capaldo capte la atención suficiente como para que las personas comiencen a pensar más sobre las consecuencias de las cosas. Pero según él, la solución podría provenir de la ingeniería. “Básicamente se puede trata cualquier cosa a cualquier grado de pureza, es solo una cuestión de cuánto dinero se quiera invertir en el proceso de tratamiento”, concluye.

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