Cómo el descenso de los viajes de negocios podría cambiar la forma de tomarse vacaciones

Los viajes de trabajo podían ser aprovechados para conocer nuevos destinos, pero han mermado a raíz de la pandemia. Especialistas y representantes del sector analizan posibles cambios en el cuándo, a dónde y por cuánto tiempo se trasladarán los pasajeros.

Por Bruce Wallin
Publicado 2 oct 2020, 14:12 GMT-3
Una pasajera se apura para poder tomar el tren England Intercity Express en la estación central ...

Una pasajera se apura para poder tomar el tren England Intercity Express en la estación central Hauptbahnhof de Berlín. Por la pandemia, los viajes de negocios se redujeron de forma significativa.

Fotografía de Paul Langrock, Laif, Redux

Si alguna vez llevaste a tu esposo a un congreso en Las Vegas, o aprovechaste para disfrutar de un fin de semana en los Cayos después de conocer un sitio en Miami, o visitaste los mercados navideños en Salzburgo luego de una reunión en Múnich, entonces, realizaste un tipo de viaje que en inglés se conoce como bleisure.

Este término que resulta de combinar las palabras business y leisure (trabajo y ocio), hace referencia a un tipo de viajero que vacaciona en un destino antes o después de haber estado en una determinada ciudad por razones laborales. Según una encuesta de 2016 realizada por Expedia Group Media Solutions, las personas que hacen este tipo de viaje en todo el mundo destinan el 43 por ciento de sus viajes de negocios a un viaje de ocio. En 2018, esa cifra llegó al 60 por ciento, con un aumento promedio de unas tres noches. La tendencia es mucho más común en el caso de los profesionales más jóvenes: en 2019, una encuesta de National Car Rental reveló que el 90 por ciento de los jóvenes milenials que viajaban por razones laborales aprovechaban para realizar alguna actividad de ocio.

Luego vino el 2020, año en que los viajes de negocios desaparecieron a raíz de la pandemia de COVID-19. Y con el colapso de los viajes corporativos, también desapareció el bleisure, y podría provocar un efecto definitivo en la forma en que viajamos por placer. Muchas cosas están atravesando un gran cambio: el destino de nuestras vacaciones, el medio de transporte que utilizamos para ir, el momento del año, y la duración de la estadía, e incluso cómo nuestros viajes impactan el medio ambiente. Y aunque son producto de la pandemia, muchos de los cambios se deben al vínculo inextricable entre los viajes de negocios y de placer.

La desaparición del bleisure

Según la Asociación Global de Viajes de Negocios (GBTA, por sus siglas en inglés), en 2019, se pautaron más de 400 millones de viajes de negocios solo en los Estados Unidos. Sin embargo, para abril de este año, el 92 por ciento de los viajes nacionales debieron ser cancelados o suspendidos, y los viajes internacionales se cancelaron o suspendieron en un 98 por ciento.

Las razones que explican la desaparición de los viajes corporativos son muy claras: las cuestiones sanitarias y las restricciones han impedido los viajes de negocios en la época de COVID-19, y, por otro lado, el auge del teletrabajo y la adopción de la tecnología de videoconferencia los han vuelo prácticamente innecesarios.

Daiki Murakami se despide de su familia en el aeropuerto de Narita, cerca de Tokio, el 25 de junio de 2020. Fue uno de los 440 empresarios que, divididos en tres vuelos, viajaron de Japón a Vietnam, después de que los dos países relajaron las restricciones por la pandemia. En destino, a los viajeros se les hizo la prueba para detectar el virus y se les ordenó que se aislaran durante 14 días.

Fotografía de Kyodo News/Getty Images

Estas circunstancias han creado una nueva realidad para la industria de viajes, que parece persistirá incluso durante mucho tiempo después de que la pandemia por el COVID-19 termine. "Todavía estamos a más de un año de poder reanudar los viajes de negocios", expresa Lori Pennington-Gray, directora de Tourism Crisis Management Initiative (Iniciativa de Gestión de Crisis Turística) de la Universidad de Florida. "Y la dinámica de los viajes cambiará muchísimo".

Al igual que los viajes de negocios, los viajes de placer también serán diferentes en los próximos meses y años. Un factor clave en la transformación será la desaparición del bleisure y el ahorro de dinero que este permitía. Según la encuesta de National Car Rental, el 49 por ciento de los millennials, combinaron un viaje de ocio, principalmente, para poder ahorrar dinero. Un viaje a Londres o Hong Kong podría no ser factible si la empresa no cubre el vuelo. "¿Invierto en ese viaje largo incluso si no me cubren una parte de este?", dice Pennington-Gray. "¿O me quedo más cerca y hago un viaje más corto?"

Naturalmente, el bleisure es una modalidad muy práctica. Cargar con el equipaje de un viaje de negocios en Praga para pasar luego un fin de semana en la capital checa es mucho más cómodo que, por ejemplo, viajar 35 horas desde Los Ángeles para quedarte solo por dos noches.

Por supuesto, en muchos casos, los viajes de negocios determinan los lugares a los que se viaja. El estudio de Expedia Group de 2018 encontró que el 67 por ciento de los viajes de bleisure se realizaban en el mismo destino que los viajes de negocios de la persona. Además, los viajes de negocios suelen permitir que invites a un familiar o amigo. Por ejemplo, al año pasado, Las Vegas recibió 6,6 millones de viajeros para un congreso, y el 24 por ciento de estos llevaron al menos un acompañante, que de otra manera no habrían ido allí de vacaciones.

“En las grandes ciudades como Londres, Nueva York, Las Vegas, los viajes corporativos son el principal motor del turismo”, cuenta Lindsey Ueberroth, directora ejecutiva de Preferred Hotels & Resorts.

Las principales cadenas hoteleras también dependen de los viajes de negocios; estos representan casi el 70 por ciento de los ingresos de Marriott International y Hilton, según un artículo reciente New York Times. Los viajes de negocios también son fundamentales para las aerolíneas. The Times reveló que las personas que viajan por trabajo representan aproximadamente la mitad de todos los ingresos de las principales aerolíneas.

La reducción de los viajes y rutas de vuelos reflejan tanto la actual caída de la demanda como las pocas expectativas de que los viajes de negocios vuelvan a la normalidad. Cuanto más se prolongue esta merma de viajes de negocios, menos convenientes y asequibles serán los viajes por avión. Y es probable que se afiance la tendencia que comenzó este verano: viajar por ruta terrestre.

Viajes cortos por un largo tiempo

El aumento repentino de los viajes por tierra, preferido frente a los presuntos riesgos de un viaje en avión, compensó, en cierto modo, la pérdida de viajes de negocios en ciudades turísticas desde Nueva Inglaterra hasta el sur de California. Kurt Bjorkman, gerente general del Ranch at Laguna Beach, había previsto que el 30 por ciento de los ingresos de su empresa en 2020 provendrían de viajes corporativos y grupales. Ese pronóstico se hizo humo de la noche a la mañana, pero el complejo, sin embargo, tuvo su mejor agosto. "En principio, somos un mercado impulsor, y eso se ha intensificado porque la gente no puede salir del país".

La transición a oficinas remotas y, al menos temporalmente, escuelas virtuales, también está ampliando las posibilidades de hacer viajes de placer. "Puedo trabajar desde cualquier lugar y mis hijos pueden estudiar desde cualquier lugar", sostiene Ueberroth. "Es genial poder tomarme una semana en un lindo destino y que mis hijos puedan disfrutar de sus recreos en la piscina”.

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    Varios hoteles se están adaptando a esta nueva realidad y han reconfigurado los espacios (por ejemplo, han convertido los salones de baile en salas de estudio) y ofrecen paquetes turísticos para estudiantes y trabajadores remotos. Ueberroth menciona la Montage Academy de Montage Hotels & Resorts, un programa lanzado recientemente, que incluye clases para niños de 6 a 17 años, y cursos extraprogramáticos “optativos”, como caminatas o clases de cocina.

    Si bien los niños regresarán a la escuela, es posible que muchos adultos no regresen a la oficina, y la emoción de trabajar desde casa puede ir decayendo. "Todos hemos estado en el mismo callejón sin salida, por así decirlo, y es bueno salir y cambiar de aire", afirma Tracey Slavonia, directora de marketing de Salamander Hotels & Resorts.

    La empresa, que tiene complejos en Charleston, Carolina del Sur; Middleburg, Virginia; y Montego Bay, Jamaica, está recibiendo viajeros de áreas metropolitanas cercanas que utilizan los hoteles como lugares de trabajo remoto. “Cuando se cerró la frontera con Jamaica, ofrecimos Montego Bay a los residentes de Kingston”, cuenta Slavonia. "Alquilaron villas de cinco a siete habitaciones y se instalaron durante largos períodos de tiempo".

    Otra consecuencia del cambio a oficinas remotas podría ser la posibilidad de viajes más largos y menos frecuentes. Si no necesitas estar en una oficina, y no tienes que hacer viajes de negocios a otras oficinas, puedes hacer estadías más largas, de semanas o meses. “La gente se está dando cuenta de que no tiene que regresar a la casa ni a la oficina'”, dice Misty Belles, directora general de relaciones públicas globales de la red de viajes Virtuoso. "Parecen contratos de alquiler, se quedan en un hotel durante dos o tres meses".

    Menor impacto, mayor conciencia

    Estos dos escenarios, los viajes a destinos más cercanos y las estadías prolongadas, brindan una ventaja potencial para el medio ambiente. Además de un menor número de vuelos de larga distancia, habría menos rotación en los hoteles, con un flujo y reflujo más constante de huéspedes que se alojan por mucho tiempo. "Los hoteles recibirán menos visitantes que el año pasado", dice Pennington-Gray, "y pueden reflexionar sobre cuál será ese impacto".

    Ueberroth cree que los viajeros también experimentarán un cambio de perspectiva “Después de esto, el viajero se preocupará mucho más por cómo lo reciben. ¿Cómo se está invirtiendo en sus comunidades? Si hay algo que esto nos ha enseñado, es que debemos cuidar a nuestra propia gente".

    Los nuevos hábitos de viaje también servirán para compensar el sobreturismo. En lugar de abarrotar los lugares populares durante el verano, la primavera y los fines de semana, los nuevos trabajadores “flexibles” podrían visitar esos puntos durante todo el año, de forma más pareja. "Hay una gran beneficiada en todo esto: la temporada baja", expresa Belles. "Se están desdibujando las antiguas divisiones estrictas de temporada alta-temporada baja".

    Y si bien están tomando otra forma, los conceptos de viaje de negocios y viaje de placer también seguirán siendo imprecisos. El bleisure tal como lo conocemos puede haber desaparecido, pero otro vínculo está surgiendo entre las categorías que forman la palabra. "Si pasamos un mes en un hotel cercano y trabajamos de forma remota, ¿son realmente vacaciones? ¿O se trata, más bien, de una nueva forma de bleisure?, expresa Bjorkman.

    Bruce Wallin es un escritor, editor y productor galardonado que se especializa en viajes de lujo y aventuras. 

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