Cómo la sobrepesca afecta la biodiversidad marina
Publicado 15 oct 2019, 15:08 GMT-3, Actualizado 8 jun 2022, 16:38 GMT-3
"Peces guitarra", rayas y otras especies muertas son arrojadas de un barco camaronero en el golfo de California, México. Cada año, se arrojan al mar nuevamente toneladas de peces. La atención internacional dirigida a métodos pesqueros derrochadores ha derivado en relativamente nuevos diseños de redes y garfios, los cuales previenen la pesca incidental. “La pesca excesiva ha sido, históricamente, [la] más antigua y la mayor amenaza a la vida marina de hoy”, señala Enric Sala, amigo de National Geographic. Según un informe del Banco Mundial de 2008, “dada la mala administración [y las deficiencias] de las pesquerías, la industria pesquera pierde USD 50 mil millones por año”, agrega Sala.
Fotografía de Brian SkerryBacalao y otro pez comercial son capturados en una red en el golfo de Maine. Nuestro apetito por los peces está causando estragos en las poblaciones acuáticas de todo el mundo. El grupo de conservación World Wildlife Fund predice que, si se sigue pescando bacalao a las tasas actuales, no habrá más bacalao en 2022. “Setenta y cinco por ciento de las pesquerías son blanco de pesca excesiva”, señala el biólogo Enric Sala. “Si nada cambia, todas las pesquerías colapsarán para 2050”. Según Sala, amigo de National Geographic, la solución radica en involucrar a todos los niveles de la sociedad, desde clientes hasta los responsables de formular políticas de gobierno. “La solución existe, solo necesitamos la predisposición política para implementarla a gran escala”.
Fotografía de Bill CurtsingerLa red de cerco se usa para arrastrar al atún al lugar de alimentación costero en lo que se conoce como el océano Antártico. El atún gigante de aleta azul, codiciado para preparar sushi, puede alcanzar los 3,7 metros de largo, pesar 680 kilogramos y vivir por 30 años. Hace tiempo, millones de atunes migraban por la cuenca del Atlántico y por el Mediterráneo; pero, hoy, la cantidad de estos peces ha caído considerablemente. Para mediados de la década de 1990, las poblaciones de atún de aleta azul sureño habían sido pescadas hasta entre 6 y 12 por ciento más de sus cantidades originales en los océanos Pacífico sur e Índico.
Fotografía de Paul SutherlandPescadores arrastran atún de aleta azul capturado con el antiguo método Mattanza. El gigante de aleta azul solía aparecer por el estrecho de Gibraltar cada primavera, nadando por todo el Mediterráneo hasta su reproducción. Por milenios, los pescadores idearon un método de extender redes para interceptar a los peces y canalizarlos a cámaras, donde los mataban. Hoy en día, todas menos aproximadamente doce pesquerías de trampas han cerrado, principalmente debido a la falta de peces, pero también por el desarrollo costero y la contaminación.
Fotografía de Brian SkerryEl atún atlántico de aleta azul capturado en el Mediterráneo y cebado en jaulas marítimas puede venderse por hasta USD 50.000 la unidad en los mercados japoneses. El pez es valorado por su mantecosa carne de vientre, considerada el mejor sushi del mundo.
Fotografía de Justin GuarigliaUn tiburón martillo es brutalmente capturado en una red de enmalle en el golfo de México en California. Por año, se matan aproximadamente 40 millones de tiburones por sus aletas, las cuales son consideradas un manjar en Asia y se preparan, principalmente, en sopas.
Fotografía de Brian SkerryEl bacalao común, que supo ser la base de los “fish and chip”, la clásica comida británica, se encuentra en la parte norte más fría del océano Atlántico. En ese lugar, las pesquerías comerciales operan todo el año, principalmente recolectando con redes de arrastre y de enmalle. El bacalao puede vivir 20 años y pesar más de 32 kilogramos.
Fotografía de Randy OlsonAletas de tiburones zorro se cortan y recogen en las costas de la isla San Marcos, México. La aleta de tiburón se usa, principalmente en Asia, para preparar sopa de aleta de tiburón, un manjar muy consumido en China desde, al menos, el comienzo de la dinastía Sung en el año 960 d. C.. A medida que el ingreso aumenta en Asia, la demanda de aleta de tiburón crece.
Fotografía de Brian SkerryPescadores posan con una carpa gigante capturada en el río Tonle Sap en Camboya. El pez fue recogido, y luego liberado, como parte del Proyecto Megapez de National Geographic Society, una iniciativa de tres años realizada por el becario de National Geographic Zeb Hogan con el fin de documentar a las especies más grandes de peces de agua dulce. Todos los megapeces de Hogan tienen, al menos, 2 metros de largo y pesan 100 kilogramos. Muchas de las especies que estudia están amenazadas o en peligro de extinción debido a la pesca excesiva, al desarrollo y a la contaminación.
Fotografía de Andy Eames, ApLa maricultura se ha expandido rápidamente en Tasmania desde 1900, con el salmón del Atlántico y la trucha arcoiris como las poblaciones más populares. Los estrictos controles de cuarentena en la importación de productos salmónidos ayudan a proteger a los peces de la maricultura de enfermedades graves.
Fotografía de Ian Waldie/Getty ImagesPescadores atrapan toneladas de carpas en una granja piscícola cerca de Varsovia, Polonia. La maricultura sigue siendo una práctica que genera controversia, ya que las enfermedades y los parásitos que afectan a los peces criados en lugares reducidos pueden infectar a las poblaciones salvajes cercanas. Sin embargo, en un mundo con provisiones limitadas de peces, las granjas también ayudan a reducir las presiones a las que se enfrentan las poblaciones naturales.
Fotografía de Katarzyna Mala, Ap