Informe sobre cambio climático: ¿qué países están alcanzando los objetivos?

A pocos días de la próxima conferencia sobre el cambio climático de la ONU, analizamos qué países están en vías de cumplir los objetivos climáticos y cuáles no.

Por Kieran Mulvaney
Publicado 20 sept 2019, 16:58 GMT-3
La enorme planta de energía solar de Marruecos genera electricidad que alcanza para alimentar dos ciudades ...
La enorme planta de energía solar de Marruecos genera electricidad que alcanza para alimentar dos ciudades del tamaño de Marrakech, y por eso el país es uno de los dos únicos considerados capaces de cumplir el objetivo de limitar las emisiones a los niveles del Acuerdo de París.
Fotografía de Graeme Robertson, Eyevine, Redux

Apenas unos cuatro años pasaron desde que 196 países negociaron el Acuerdo de París, en virtud del cual se comprometieron a tomar medidas para evitar que el aumento de la temperatura promedio mundial en este siglo superara los 2 grados Celsius (3.6 grados Fahrenheit), y finalmente para limitar ese aumento a 1,5 °C (2.7 grados F). Según el acuerdo, cada signatario presenta su propio plan nacional, en el que establece objetivos para la reducción de emisiones y especifica las vías por las cuales intentará cumplir esos objetivos.

A pesar del acuerdo de 2015, las emisiones globales de carbono aumentaron 1,7 por ciento en 2017 y un 2,7 por ciento más en 2018; Se ha estimado que la tasa de aumento en 2019 estará entre las más altas que se hayan registrado. En los últimos cuatro años se han registrado las temperaturas más altas, y el 2019 se incorporará a este récord. Pero los análisis sugieren que si se actúa pronto, se podrían reducir las emisiones de carbono en 12 años y mantener aumentos globales por debajo de los 2 °C, incluso hasta 1,5 °C.

¿Los países están logrando algún avance con respecto a esto? ¿Cuáles de ellos? Trabajamos con el Climate Action Tracker (Rastreador de Acción Climática) para ver qué países están haciendo cambios positivos y cuáles se han quedado atrás. El CAT incluye a todos los principales emisores y una muestra representativa de emisores más pequeños. Los datos cubren aproximadamente el 80 por ciento de las emisiones globales y alrededor del 70 por ciento de la población mundial, y clasifican a los países según la probabilidad de que los compromisos y acciones acordados, de ser replicadas por otras naciones, logren un calentamiento que no supere los 1,5 °C.

"Muy pocos de los emisores principales están tomando las medidas necesarias para mantener el calentamiento por debajo de los 1,5 °C, y algunos, como India, la UE y China, podrían avanzar con los compromisos en la cumbre climática de Nueva York y anunciar objetivos más fuertes", afirma Bill Hare, CEO de Climate Analytics, una de las organizaciones constituyentes de la CAT.

“Sin embargo, si todos los gobiernos cumplen con el objetivo del Acuerdo de París, calculamos que aún habría un calentamiento global de 3 °C, y es probable que fuera mayor dado que la mayoría no está tomando las medidas necesarias para cumplir sus objetivos. Todavía tenemos un largo camino por recorrer”, sostiene.

Mientras los países se preparan para revisar sus objetivos en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático el 23 de septiembre, presentamos un resumen de algunos de los que están progresando y los que han quedado rezagados en el camino.

Los países con mayores avances

Marruecos: según el CAT, Marruecos es uno de los dos únicos países con un plan para reducir sus emisiones de CO2 para que el calentamiento no supere los 1,5 grados C. La Estrategia Nacional de Energía de Marruecos (Morocco’s National Energy Strategy) propone, para el 2020, generar el 42 por ciento de su producción de electricidad a partir de energías renovables, y el 52 por ciento para 2030. Actualmente ya se encuentra en el 35 por ciento, gracias a la inversión en proyectos como el complejo Noor Ouarzazate, la granja de energía solar concentrada más grande del mundo, que cubre un área del tamaño de 3.500 campos de fútbol, ​​y genera suficiente electricidad para alimentar dos ciudades del tamaño de Marrakech.

Gambia: Gambia es el otro país que se compromete a reducir las emisiones para que el calentamiento no supere los 1,5 grados C. Al igual que Marruecos, una de las principales estrategias es utilizar energías renovables, implementando un programa que aumentará un quinto la capacidad de electricidad del país, en parte, a través de la construcción de una de las plantas fotovoltaicas más grandes de África occidental. El país también ha lanzado un gran proyecto para restaurar 10.000 hectáreas de bosques, manglares y sabanas. También está reemplazando los arrozales inundados por arrozales secos y promoviendo la adopción de cocinas eficientes para reducir el uso excesivo de los recursos forestales.

India: India se ha convertido en un líder mundial en energía renovable y, de hecho, está invirtiendo más en estos que en combustibles fósiles. Para 2030, se propuso el objetivo de generar el 40 por ciento de energía utilizando energías renovables, y su progreso ha sido tan rápido que, tranquilamente, estaría en condiciones de alcanzar ese objetivo una década antes, y podría incluso superar ese objetivo. El CAT calcula que el plan de India, por ahora, puede lograr el calentamiento inferior a 2 grados C, pero que su Plan Nacional de Energía podría ser compatible con 1,5 grados C si el país abandonara los planes para construir nuevas centrales eléctricas de carbón.

Costa Rica: Costa Rica apunta a que su producción de electricidad sea 100 por ciento renovable para 2021. Y está muy cerca de conseguirlo: en 2018 logró generar el 98 por ciento de la electricidad a partir de fuentes renovables, principalmente energía hidroeléctrica, por cuarto año consecutivo. Dos tercios de sus emisiones de gases de efecto invernadero provienen del transporte, y el país considera una prioridad nacional el uso de energía renovable en sus carreteras y rieles. El Plan Nacional de Transporte Eléctrico exige que al menos se reemplace el cinco por ciento del número de autobuses por móviles eléctricos cada dos años, y que al menos el 10 por ciento de las nuevas licencias de taxis se otorguen a vehículos eléctricos. Además, en febrero de 2019, Costa Rica extendió una moratoria sobre la extracción y explotación de petróleo desde 2021 hasta fines de 2050.

Unión Europea: La UE adoptó objetivos climáticos antes que otros países. En 2009, estableció el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20 por ciento para 2020; su objetivo en el Acuerdo de París fue alcanzar una reducción del 40 por ciento para 2030. Si entran en vigor, sus políticas actuales permitirían superar ese objetivo. En mayo, la UE dispuso oficialmente una serie de medidas a fin de lograr para 2030 que el 32 por ciento de la producción de electricidad derive de energías renovables. Para conseguir esa cifra en toda la UE, los países del bloque han adoptado diferentes objetivos nacionales: Por ejemplo, para Malta, el objetivo es el 10 por ciento de energías renovables, mientras que para Suecia es del 49 por ciento.

El CAT calcula que si se cumplen este y otros ítems del objetivo general “Clean Energy for all Europeans” (Energía limpia para todos los europeos) de la Comisión Europea se lograría una reducción de las emisiones del 48 por ciento para 2030; otro estudio concluyó que si se mejoran aún más los objetivos de eficiencia energética y se cierran las centrales eléctricas de carbón en toda la UE para 2030, esa cifra aumentaría aún más, hasta el 58 por ciento. Sin embargo, debido a que la UE constituye el tercer emisor principal de CO2 después de China y los Estados Unidos, el bloque solamente podría conseguir que la reducción aspire a un calentamiento inferior a los 2 grados C.

Los países que han dado algunos pasos

Noruega: se espera que las emisiones de Noruega disminuyan un 7 por ciento para 2030, y las medidas implementadas no lograrán un calentamiento inferior a los 3 o 4 grados C. Sin embargo, hay indicios de que el país ha logrado ciertos avances. Ha fijado el objetivo de reducir las emisiones en un 40 por ciento para 2030; y ha adoptado una ley para reducir las emisiones en un 80-95 por ciento en relación con los niveles de 1990 para 2050. En junio, el parlamento acordó retirar la inversión de US$ 1 billón de los fondos para el petróleo, gas y carbón, que representaron $ 13 mil millones en combustibles fósiles (excluyendo a ExxonMobil y Royal Dutch Shell), y destinar recursos a proyectos de energía renovable. Además, Noruega es el país con mayor porcentaje de autos eléctricos; Casi el 60 por ciento de los autos que se vendieron en marzo fueron autos eléctricos. La cubierta forestal se encuentra en amplio crecimiento. Y la producción de electricidad proviene casi en su totalidad de energías renovables: el 96 por ciento de la energía hidroeléctrica y el 2 por ciento de los parques eólicos.

China: La buena noticia es que China está cerca de cumplir sus objetivos del Acuerdo de París. Las mala noticia, según el CAT, es que, lamentablemente, esos objetivos son inadecuados y no están bien planteados como para poder limitar el calentamiento a menos de 2 grados C, y mucho menos a 1,5 C como lo requiere el Acuerdo de París, a menos que otros países logren una reducción mucho más significativa, haciendo un esfuerzo más grande. Las emisiones de CO2 de China, que son hoy las más grandes del mundo, tuvieron un aumento estimado del 2,3 por ciento en 2018; de hecho, con las políticas actuales, se proyecta que las emisiones de gases de efecto invernadero de China seguirán aumentando, al menos, hasta 2030, aunque un estudio reciente concluyó que, de hecho, podrían alcanzar un punto máximo una década antes. El gobierno chino ha subvencionado gran parte de la fabricación de automóviles eléctricos y ha tratado de reducir el número de automóviles a gasolina en las calles; en 2018, los chinos adquirieron 1,1 millones de vehículos eléctricos, más de los que compraron en todo el resto del mundo. China es el mayor fabricante de tecnología solar del mundo, pero también es el mayor consumidor de carbón y financia la construcción de centrales eléctricas de carbón en todo el mundo.

Reino Unido: El Reino Unido es un caso interesante. Por un lado, el país redujo sus emisiones en un 44 por ciento entre 1990 y 2018, incluso cuando su economía creció en un 75 por ciento. El gobierno declaró una emergencia climática, y en junio aprobó una ley que establece un objetivo de emisiones cero para 2050. (Eso fue en el gobierno anterior; el nuevo primer ministro Boris Johnson no ha mostrado su apoyo con relación a esto). Sin embargo, el Comité de Cambio Climático del gobierno ha informado que el país no está avanzando con respecto a muchos de los objetivos climáticos establecidos a largo plazo, y existe una gran incertidumbre política que podría afectar directamente las medidas relacionadas con esta cuestión. Si Gran Bretaña abandonara la Unión Europea con un Brexit sin acuerdo, quedaría fuera del Plan de Comercio de Emisiones de la UE, por ejemplo.

Países que apenas han intentado avanzar

Rusia: Rusia es el cuarto emisor principal de gases de efecto invernadero y el único país que aún no ha ratificado el Acuerdo de París (aunque ha indicado que lo haría para la Cumbre de la ONU el 23 de septiembre). Está en vías de cumplir su objetivo de París, pero solo porque el compromiso es muy poco desafiante: se propuso que las emisiones de gases de efecto invernadero del país aumenten entre un 6 y un 24 por ciento por encima de los niveles de 2016 para 2020 y entre un 15 y un 22 por ciento para 2030. Además, el objetivo no exige que el gobierno adopte una estrategia de desarrollo económico con bajas emisiones de carbono. Los datos internos sobre las emisiones de gases de efecto invernadero son escasos, confusos y están desactualizados, lo que no permite saber si hay avances o no.

Rusia está considerando por primera vez una ley para regular las emisiones, y el presidente Vladimir Putin ha reconocido que Rusia está sufriendo los efectos del cambio climático. Sin embargo, ha advertido que no habrá "un abandono completo de la energía nuclear o de hidrocarburos", planteando irónicamente si sería "cómodo vivir en un planeta con una empalizada de turbinas eólicas y varias capas de paneles solares" y afirmando que "las turbinas tiemblan tanto que hacen salir gusanos de la tierra".

Arabia Saudita: Arabia Saudita parece estar dando pasos en falso en sus esfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La estrategia "Vision 2030" ("Visión 2030") de 2016 presentada por el gobierno es en realidad menos desafiante que un plan de 2013 que exigía que la industria energética del país abandonara su dependencia del petróleo. Si bien Vision 2030 establece que Arabia Saudita planea eliminar gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles, el gobierno anunció en diciembre de 2017 que no destinaría todos esos fondos para poder "mejorar la economía". Y el país se escuda en una cláusula para abandonar el compromiso del Acuerdo de París si considera que este supone una "una gran presión" para la economía al reducir los ingresos de los combustibles fósiles.

En marzo de 2018, Arabia Saudita y el Grupo SoftBank firmaron un memorando para construir una planta solar de 200 GW, el proyecto solar más grande del mundo; pero para diciembre de ese año, el proyecto se canceló. En la actualidad, el CAT estima que,los planes actuales podrían generar, para 2030, un aumento de las emisiones de hasta un 80 por ciento con respecto a los niveles de 2015.

Turquía: Turquía es uno de los dos únicos países del G20 que no ha ratificado el Acuerdo de París, y aunque el gobierno se ha comprometido a invertir casi $11 mil millones en medidas de eficiencia energética, el país quiere lograr la autosuficiencia energética recurriendo a un amplio uso de plantas de energía eléctrica a partir del carbón. Se proyecta la creación de 80 plantas, lo que equivale a la capacidad de todo el sector energético del Reino Unido. La central eléctrica de Afşin-Elbistan en el sur de Turquía está creciendo a pasos agigantados y será la mayor central eléctrica de carbón del mundo. CAF ha afirmados que los objetivos de Turquía del Acuerdo de París son “muy deficientes", y agrega que si la mayoría de los otros países siguieran el enfoque de Turquía, el calentamiento global superaría los 3 a 4 grados C (5,4 a 7,2 grados F).

Ucrania: Ucrania parece estar yendo en la dirección equivocada. Los datos más recientes (de 2016) muestran que las emisiones del país provenientes de la combustión de combustibles fósiles, la industria, la agricultura y las fuentes de desechos disminuyeron un 64 por ciento con respecto a los niveles de 1990, algo que se vincula más la caída de la Unión Soviética. El CAT señala que "en Ucrania las emisiones superarían ampliamente los niveles actuales".

En 2018, Ucrania publicó una Estrategia de desarrollo de bajas emisiones para 2050, que si se implementa en su totalidad podría alcanzar los objetivos de París. Sin embargo, el gobierno anterior afirmó que volvería a revisar el compromiso de París después de "restaurar la integridad territorial y soberanía estatal", lo que llevó a los activistas a acusar al país de utilizar su conflicto con los rebeldes respaldados por Rusia para justificar la inacción con respecto a los problemas climáticos.

Estados Unidos: ¿Por dónde comenzar? El CAT describió los objetivos de los Estados Unidos en París como "insuficientes". Con la reticencia de la gestión de Trump para abordar los conflictos climáticos, ahora clasifica los esfuerzos del país como "críticamente insuficientes", la clasificación más baja. Algunas de las medidas que la administración actual ha tomado con respecto a la política climática: ha intentado revertir el Clean Power Plan (Plan de Energía Limpia); intentó reducir los estándares de eficiencia de los vehículos hasta tal punto que incluso los fabricantes de vehículos se opusieron; y anunció planes para atenuar las regulaciones para limitar las emisiones de HFC y la regulación de las fugas de metano de la producción de petróleo y gas.

La gestión ha estado tratando de censurar activamente la ciencia climática desde el interior de sus propias agencias, y ha establecido un panel de revisión del cambio climático encargado de cuestionar los hallazgos de la National Climate Assessment (Evaluación Nacional del Clima). El líder de ese panel es un negador del cambio climático que ha declarado que "la demonización del dióxido de carbono es como la demonización de los judíos pobres bajo el mando de Hitler".

El CAT estima que si se implementan las políticas de esta gestión, para 2030, habría un aumento en las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de los EE. UU., equivalente a las emisiones anuales totales del estado de California.

La gestión ha manifestado su intención de retirarse del Acuerdo de París en 2020.

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