Todavía no cesó el peligro para los niños encontrados en la cueva de Tailandia

Los esfuerzos de rescate se enfrentan a la poca visibilidad en la cueva inundada, el estado debilitado de los niños y la amenaza inminente de lluvia.

Por Heather Brady
Publicado 4 jul 2018, 12:02 GMT-3
Los soldados tailandeses pasan un cable eléctrico en lo profundo de la cueva de Tham Luang ...
Los soldados tailandeses pasan un cable eléctrico en lo profundo de la cueva de Tham Luang durante la operación de rescate.
Fotografía de Lillian Suwanrumpha, AFP, GETTY IMAGES

Doce miembros de un equipo de fútbol juvenil y su entrenador fueron encontrados vivos luego de estar atrapados dentro de la cueva Tham Luang en Tailandia por más de una semana y media. Equipos de distintos países, entre ellos Estados Unidos, habían estado trabajando con la marina tailandesa para recorrer el área donde se creía que los niños estaban atrapados. Finalmente, unos buzos británicos los encontraron a casi cinco kilómetros dentro de la cueva.

Su experiencia ya es desgarradora, pero, en los próximos días, tal vez tengan que enfrentar su desafío más peligroso: escapar de la cueva buceando por los túneles repletos de agua.

Aunque accesible en temporada seca, la cueva suele llenarse de agua durante la temporada de lluvias tailandesa (en general desde julio hasta octubre). Dado que las lluvias monzónicas hacen que los niveles de agua suban repentinamente, el equipo juvenil quedó atrapado rápidamente mientras ingresaba en la cueva para evitar las aguas crecientes. Los equipos de salvamento intentaron bombear el agua hacia afuera y así despejar el camino para el escape, pero no tuvieron éxito. Actualmente, la única manera de salir de la pequeña cavidad donde se encuentran los niños es buceando por los pasadizos inundados y, por momentos, estrechos, de la cueva. 

Ahora que el grupo fue encontrado, se comienza a hablar sobre la mejor manera de rescatarlos. Dos posibles opciones son: enseñarles a los niños a bucear en cuevas y que naden con un rescatista; o pedirles que se queden allí los próximos cuatro meses hasta que la temporada de lluvias finalice y las aguas bajen.

Ambas opciones presentan serios desafíos.

Según el New York Times, si los niños se quedan allí, incluso con una fuente de luz y comida, corren riego de sufrir infecciones, heridas y daño psicológico.

Si intentan bucear la cueva, los inexpertos y fatigados niños pueden no ser capaces de completar el viaje a salvo. El primer desafío será obtener el equipamiento adecuado para los niños y su entrenador. Lo segundo será preparar al grupo para las dificultades del viaje.

Carsten Peter, fotógrafo de National Geographic con experiencia en buceo en cuevas, menciona que la actividad es difícil incluso en las mejores circunstancias, pero la poca visibilidad y los pasadizos estrechos de la cueva la harán particularmente peligrosa. Es posible que los rescatistas puedan empujar o arrastrar a los niños por las cuevas, pero Peter afirma que, si algo sale mal, con este método, el rescatista corre el riesgo de desconectarse del niño.

Dado que muchos de los pasadizos son extremadamente estrechos, es posible que el grupo no pueda realizar el viaje junto. Los rescatistas tendrían que ir y venir, transportando a los niños a un lugar seguro de a uno o en grupos pequeños. Esto complica aún más las cosas, ya que cada viaje por los túneles moverá los sedimentos y disminuirá la visibilidad, un problema común para los buzos de cuevas.

Además de los problemas de visibilidad, la movilidad también será algo a tener en cuenta. En los espacios cerrados, los buzos no pueden emerger fácilmente y tendrían que retorcerse en lugares ajustados que, en general, requieren que se saquen el tanque de oxígeno y lo pongan por delante o por detrás.

Asimismo, las condiciones físicas de los niños pueden influir en cuán bien sobrellevan el rescate. "Lo que he oído es que los niños se encuentran muy débiles", menciona Peter. "No han comido por nueve o diez días. Están mentalmente quietos, pero muy, muy débiles y casi no pueden pararse", agrega.

Dominar sus estados emocionales y mentales será igual de importante que dominar su salud física. Al navegar las cuevas repletas de agua, el miedo puede apoderarse de los niños, y ese pánico podría hacer peligrar sus vidas y las de los rescatistas.

"Parte del equipo no tiene experiencia; no son siquiera nadadores", afirma Peter. "Creo que es algo más que nada mental. Si estás familiarizado con el buceo y confías en el sistema, tal vez no es gran cosa. Si le tienes miedo al agua, el pánico puede ser un gran problema, y con miedo respiras mucho más. La durabilidad de los tanques de oxígeno se vería minimizada. Además, el pánico puede ser peligroso para los rescatistas", señala.

El tiempo es oro. Peter afirma que, para los próximos días, se han pronosticado más lluvias para la zona donde se encuentra la cueva, lo que significa que, durante el rescate, puede ingresar aún más agua.

"No sé si tienen que bucear aguas arriba o aguas abajo", menciona. "Eso podría ser un gran problema, en especial si sigue lloviendo", finaliza.

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