Hallan fósil de una cría de ave de 127 millones de años

Fue encontrado en una roca de la era de los dinosaurios. Los especialistas creen que podría aportar información sobre la evolución aviar.

Por Elaina Zachos
Publicado 7 mar 2018, 12:49 GMT-3
Fotografía de Raul Martin

Mira tu dedo meñique. Un día existió en nuestro planeta un ave con dientes y garras que fue así de pequeña.

Hace una década, un equipo de científicos desenterró los restos fosilizados de una cría de ave en el fondo de un lago de Cuenca (España). Tras analizarlos, han descubierto que el esqueleto casi completo del ave tiene una antigüedad de 127 millones de años, lo que ubica al animal en la Era Mesozoica, cuando existían los dinosaurios.

El fósil pertenece a una joven cría de la familia de las enantiornitas, un grupo de aves prehistóricas. Estas aves primitivas habrían sido similares a las aves modernas, pero con dientes y dedos con garras al final de sus alas. El espécimen mide menos de 5 centímetros y, en vida, habría pesado 85 gramos, lo que lo convierte en el ave mesozoica más pequeña conocida hasta la fecha.

El hallazgo de este polluelo inmaduro podría aportar pruebas sobre el desarrollo de las aves primitivas con el paso del tiempo. Un estudio publicado el 5 de marzo en la revista Nature Communications indica precisamente eso.

Los huesos de un ave bebé

Como es probable que el ave muriera poco después de eclosionar, es difícil identificar su especie, según el coautor del estudio Luis Chiappe, director del Dinosaur Institute del Museo de Historia Natural de Los Ángeles. Podría haber muerto en un bosque cercano y más adelante habría acabado en el lago en el yacimiento arqueológico de Las Hoyas, en Cuenca. Allí habría caído hasta el fondo y se habría conservado durante millones de años.

"(Los polluelos fósiles son) extremadamente frágiles y muy difíciles de encontrar en el registro fósil", afirma Chiappe. "(Este hallazgo es) fantástico porque es uno de esos individuos raros y jóvenes", agrega.

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    Al principio, el equipo trató de analizar el espécimen mediante microtomografía computarizada. A continuación, emplearon un sincrotrón —un tipo especial de acelerador de partículas que estudia la materia minúscula empleando luz muy intensa— para estudiar el espécimen a nivel submicrónico. Mediante esta técnica fueron capaces de observar la detallada microestructura de los huesos.

    Al esqueleto solo le faltan las patas, gran parte de las manos y la punta de la cola. Su cráneo parcialmente aplastado es grande en relación con su cuerpo y sus huesos están desarticulados. El espécimen casi completo es más pequeño que otros, pero sus alas son más grandes que los restos completos de alas preservadas en ámbar birmano de mediados del Cretáceo.

    En el momento de su muerte, el joven polluelo habría estado en una etapa fundamental de formación del esqueleto, así que sus huesos podrían aportar información sobre la estructura ósea y el desarrollo de la especie. Su esternón está hecho de cartílago, lo que significa que no se había desarrollado del todo en el momento de su muerte.

    Fotografía de Dr. Fabien Knoll

    "Aporta ciertas pistas sobre la capacidad de volar", afirma Ryan McKellar, curador de paleontología invertebrada en el Royal Saskatchewan Museum, Canadá, que no participó en el estudio. "Habría sido un volador débil, si es que podía volar", estima.

    Pero el que no pudiera volar cuando era joven no implica necesariamente que el polluelo dependiera de sus padres. Algunas aves modernas, como las inseparables (Agapornis), nacen sin plumas y con los ojos cerrados, por lo que dependen de sus padres. Pero otras aves, como los pollos, son muy independientes, nacen con plumas y son capaces de moverse desde que eclosionan.

    Esto demuestra que las aves del grupo enantiornitas eran más diversas de lo que creían los arqueólogos.

    "Nuestro objetivo es entender la historia profunda del linaje de las aves y hacernos una idea mejor de cuándo desarrollaron algunas de estas aves el mismo tipo de estrategias y sistemas que observamos en las aves vivas", asegura Chiappe.

    La preservación de las aves

    Las aves son perfectas para estudiar el desarrollo óseo porque tienen huevos grandes y fácilmente accesibles. También tienen que ser capaces de fusionar sus huesos para fortalecer sus esqueletos, que deben resistir el estrés de volar.

    Fotografía de Dr. Fabien Knoll

    No es el primer polluelo que se descubre, pero sin duda es uno de los más pequeños. Se han hallado otros fósiles preservadas en savia de árboles. El año pasado, se descubrió una cría de ave de 99 millones de años perteneciente a la misma familia de enantiornitas en un fragmento de ámbar birmano. También se han hallado restos de aves con garrapatas, arañas y plumas de dinosaurio.

    En ocasiones, la recristalización puede dañar la estructura de los fósiles. Pero esta cría está bien conservada. McKellar dice que la preservación de los huesos de este espécimen parece ser tan buena como si se hubiera conservado en ámbar birmano.

    "Hay hallazgos espectaculares en muchos lugares", reconoce Chiappe. "Tenemos mucha suerte de vivir en este momento, desde esta perspectiva". concluye.

     

    El Año del Ave

    En 1918, el Congreso estadounidense aprobó la Ley del tratado de aves migratorias para proteger a las aves de las matanzas gratuitas. Para celebrar su centenario, National Geographic se ha asociado con la National Audubon Society, BirdLife International y el Laboratorio de Ornitología de Cornell para declarar 2018 el Año del Ave. A lo largo del año publicaremos historias y contenido en redes sociales sobre este tema.

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