Suscríbete al newsletter
Disney+
National Geographic
National Geographic
National Geographic
Ciencia
Animales
Medio Ambiente
Historia
Viajes
Ciencia
Animales
Medio Ambiente
Historia
Viajes
Página del fotógrafo
Paolo Verzone
Excavadores trabajan en el sitio arqueológico Heit El-Ghurab en la meseta de Giza.
Un equipo de genetistas examina la momia de un niño no identificado en la tumba del faraón Amenhotep II.
Una investigadora examina un embrión de pollo bajo un microscopio. Museo Peabody de la Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, Estados Unidos.
En el interior de la sala de montaje del ITER, dos sectores de la vasija de vacío, más los escudos térmicos y los imanes gigantes del campo toroidal han sido montados en las dos grúas de submontaje, con el paquete en primer plano preparado para ser trasladado al foso del tokamak.
La coordinadora de la construcción, Lola Zedet, delante de uno de los nueve sectores de buques de vacío que acaban de llegar de Corea del Sur.
La construcción del ITER es un trabajo global: Europa aporta casi la mitad de los costes de su construcción, mientras que los otros seis miembros de la empresa internacional (China, India, Japón, Corea del Sur, Rusia y Estados Unidos) contribuyen a partes iguales al resto. Este panel es una de las nueve secciones de la vasija de vacío del ITER, recién enviada a Francia desde Corea del Sur.
El ITER es el último de una larga serie de experimentos de fusión. Lleva décadas en proyecto y se construye desde 2013 en Saint-Paul-lez-Durance, a una hora al norte de Marsella.
El foso del tokamak tiene 30 metros de ancho por 30 metros de alto. Diseñado para demostrar la viabilidad científica y tecnológica de la energía de fusión, el ITER será el mayor experimento del mundo de este tipo una vez que esté en funcionamiento, probablemente a finales de la década de 2020.
Tim Luce, científico jefe del ITER, el gigantesco reactor de fusión experimental que se está construyendo en el sur de Francia, se encuentra en la fosa que albergará el "tokamak" con forma de donut, en el que los núcleos de hidrógeno se calentarán a cientos de millones de grados y se fusionarán en helio.
El suelo de Can Mata alberga fascinantes fósiles de hace entre 12,5 y 11,2 millones de años, incluidas especies de antiguos primates que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Los paleontólogos llevan vigilando la expansión del vertedero desde 2002.