Estación espacial china se desintegró sobre el océano Pacífico
Hasta el momento, no hay informes de restos o avistamientos del descenso de la nave.
Después de una semana de frenética especulación sobre dónde y cuándo ocurriría la caída del Tiangong-1, la primera estación espacial de China se desintegró en los cielos sobre el océano Pacífico. La ardiente coda del acto final de la estación espacial comenzó cuando la nave espacial que caía volvió a ingresar en la atmósfera de la Tierra y se desintegró en llameantes pedazos que muy probablemente no hayan sobrevivido al reingreso, se expresa en un comunicado del programa espacial tripulado de China.
“Su predicción dio en el blanco”, comenta el astrónomo Jonathan McDowell del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, en referencia a una predicción que China había hecho sobre el regreso del Tiangong-1.
El U.S. Strategic Command’s Joint Force Space Component Command (Comando Componente Espacial de Fuerza Conjunta del Comando Estratégico de EE. UU.) confirmó el momento y la ubicación del reingreso del Tiangong-1.
China perdió el control de la estación espacial de 8,5 toneladas en 2016, y sin la posibilidad de aumentar la altitud del Tiangong-1, la caída de la estación espacial en la Tierra era inevitable. Desde entonces, los analistas han estado rastreando la estación e intentando predecir cuándo caería, cálculos complejos que deben dar cuenta de factores como la actividad solar, la densidad atmosférica y el movimiento de la estación.
El Tiangong-1, que significa “palacio celestial” en chino, no se encuentra entre los objetos más grandes creados por el ser humano que se haya desviado de su órbita; su destino fue similar al de la estación espacial estadounidense Skylab de 85 toneladas, que se desintegró sobre el territorio de Australia en 1979, y a la rusa Mir de 130 toneladas, aunque Rusia guio a Mir a su destrucción en 2001.
China lanzó el primero de los módulos del Tiangong-1 en 2011. Con los años, la estación creció a dos módulos y 8600 kilogramos (19 000 libras), recibió dos visitas de taikonautas y sirvió como un laboratorio en órbita para probar tecnologías robóticas. Pero en 2016, un rumor de mal funcionamiento hizo que la estación espacial se volviera inoperable, y en 2017 China anunció que el Tiangong-1 caería en la Tierra sin posibilidad de controlarlo.
En los días previos al reingreso de la estación espacial abandonada, varias organizaciones intentaron predecir la hora y la ubicación precisas del evento; la mayoría de las estimaciones se centraron alrededor de la medianoche del 1° de abril.
La precisión mejoró a medida que avanzaba la semana, con diferentes modelos ajustados para dar cuenta de la variabilidad de la actividad del Sol, que afecta la atmósfera superior de la Tierra y la cantidad de resistencia que experimenta el Tiangong-1. A media tarde del domingo, la ventana de reingreso se había reducido y había retrocedido aproximadamente 24 horas.
La European Space Agency (Agencia Espacial Europea) predijo que la desaparición de la estación espacial ocurriría dentro de las cuatro horas de la medianoche del 2 de abril; The Aerospace Corporation sugirió una ventana de 4 horas centrada a las 8:00 p. m. hora de verano del este (EE. UU.); y U.S. StratCom identificó un escaparate de seis horas justo antes de las 9:00 p. m. hora de verano del este (EE. UU.).
Pero el sitio exacto donde se desintegraría la estación espacial era un misterio: el Tiangong-1 se movía rápidamente alrededor de la Tierra 16 veces al día, lo que significaba que hasta un error de media hora en la predicción pondría a la estación espacial en el lado opuesto del planeta. Sin embargo, dado su camino orbital, los expertos sabían que se desintegraría en algún lugar del cielo entre los 43 grados de latitud norte y sur, que incluye la mayoría de las regiones densamente pobladas de la Tierra. Para la media tarde del domingo, las órbitas restantes de la estación espacial descartaron una desintegración sobre los Estados Unidos, aunque aún había partes de Sudamérica, Sudeste Asiático y África en su camino.
Por supuesto, lo más probable era que el Tiangong-1 colisionara con la atmósfera de la Tierra, en algún lugar, sobre un océano.
Y eso fue lo que hizo, sin mucho revuelo, al noroeste de Tahití, irónicamente en las cercanías de un trozo de océano llamado “cementerio de naves espaciales”, donde yacen los restos de más de 100 naves espaciales.