Estados Unidos: Científicos afirman que las dosis de refuerzo de las vacunas contra la COVID-19 aún no son necesarias

La vacuna de Pfizer, en el caso de aquellos que hayan completado las dos dosis, genera una respuesta inmunitaria que podría durar años y los protege contra las enfermedades graves y la muerte.

Por Amy McKeever
Publicado 19 jul 2021, 15:42 GMT-3
Elvin Toro, de 26 años, exmédico de las fuerzas armadas, organiza las jeringas antes de aplicarle ...

Elvin Toro, de 26 años, exmédico de las fuerzas armadas, organiza las jeringas antes de aplicarle la siguiente dosis a un residente local en la escuela secundaria de Central Falls, Rhode Island.

Fotografía de Joseph Prezios, AFP via Getty Images

La semana pasada ha sido difícil y cambiante para los estadounidenses que han completado su vacunación y buscan saber si necesitarán una dosis de refuerzo para la COVID-19, ya sea ahora o en el futuro, en especial porque están surgiendo variantes más contagiosas.

El 8 de julio, Pfizer y BioNTech anunciaron que planeaban solicitar una autorización de emergencia para una dosis de refuerzo de su vacuna porque alegaron que sus datos mostraban que la eficacia de su vacuna disminuía y que un refuerzo "podría ser necesario entre seis y 12 meses después de haber completado la vacunación completa". Luego, los representantes de Pfizer se reunieron con funcionarios estadounidenses para insistir en la autorización de emergencia para una tercera dosis.

Sin embargo, los reguladores de Estados Unidos han rechazado el pedido de Pfizer. En una declaración conjunta, la Food and Drug Administration, FDA, (Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos) y los Centers for Disease Control and Prevention, CDC, (Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades) afirmaron que los estadounidenses que han completado su vacunación "no necesitan una dosis de refuerzo en este momento" y resaltaron que las vacunas siguen siendo muy efectivas para prevenir las enfermedades graves y la muerte.

Un vocero del Department of Health and Human Services, HHS (Ministerio de salud y servicios humanitarios) le menciona a National Geographic que los reguladores están tomando en cuenta toda la información, entre ella la proveniente de los laboratorios de investigación, los ensayos clínicos y las empresas farmacéuticas como Pfizer. "Valoramos la información que nos comparten y los funcionarios siguen realizando un proceso científico riguroso para considerar cuándo, para quiénes y si fuera necesaria una dosis de refuerzo".

De hecho, a diferencia del estudio de Pfizer, ha surgido nueva información de laboratorio que sugiere que la vacuna de Pfizer ofrece una protección que podría durar años. Entonces, ¿qué está sucediendo realmente? Te mostramos qué muestra la información sobre cuánto dura la inmunidad para aquellos que completaron su vacunación y qué quieren saber los científicos antes de recomendar darse otra dosis.

Los anticuerpos no lo son todo

Una primera instancia de la respuesta inmune del cuerpo normalmente cuenta con dos fases: la inmunidad innata es la primera línea de defensa y genera de inmediato una respuesta inmunitaria que puede destruir las sustancias o gérmenes extraños. Luego, el sistema inmunitario adaptativo, cuyo objetivo son virus y bacterias específicas, ingresa para crear anticuerpos que sirven como escudo para ese patógeno en el corto y el largo plazo.

Y lo logra con la ayuda de las células T y B, dos tipos de glóbulos blancos. Como señala E. John Wherry, director del Institute for Immunology at the University of Pennsylvania (Instituto de inmunología de la Universidad de Pennsylvania), las células T "son como un orquestador de estas respuestas inmunitarias complejas". Alimentan a las células B, que maduran y se transforman en células plasmáticas y tienen una única misión: "Son fábricas de anticuerpos", señala Wherry.

Sin embargo, los estudios han demostrado que los niveles de los anticuerpos neutralizadores generados por las vacunas contra la COVID disminuyen con el tiempo. En su declaración de la semana pasada, Pfizer afirmó que una tercera dosis de su vacuna provoca una respuesta de anticuerpos cinco a 10 veces más alta que con dos dosis. Sin embargo, Pfizer no ha revelado su información; un vocero le informó a National Geographic que la empresa lo está preparando para su publicación.

Wherry afirma que no hay dudas de que la presencia de anticuerpos neutralizadores es muy importante, pero no lo son todo.

Jane O’Halloran, profesora adjunta de medicina de Washington University School of Medicine (Facultad de medicina de la Universidad de Washington) en St. Louis, Missouri, está de acuerdo y señala que los científicos esperan ver una disminución en los niveles de los anticuerpos. "Si tuvieses altos niveles de anticuerpos para cada patógeno que te encuentras, tu sangre sería lodo", agrega.

Así que no está relacionado con la cantidad de anticuerpos. Está relacionado con la calidad y con el hecho de asegurarse de que los anticuerpos presentes realmente funcionan y que tu cuerpo tiene las herramientas para crearlos rápidamente cuando los necesites.

Campos de entrenamiento para el sistema inmune

O’Halloran participó de un equipo de investigación que propuso investigar si las vacunas realmente estaban preparando el cuerpo para luchar contra la COVID-19 en el largo plazo. En su estudio, tomaron muestras de ganglios linfáticos, que contienen células B y T, de 14 adultos sanos que recibieron la vacuna de Pfizer.

Cuando los glóbulos blancos B y T responden a una enfermedad e interactúan entre ellos, crean algo que se conoce como centros germinales, en esencia campamentos de entrenamiento para el sistema inmunitario. En los centros germinales, que se encuentran en los ganglios linfáticos, las células plasmáticas aprenden cómo crear anticuerpos que serán más efectivos para luchar contra el patógeno.

Asimismo, los centros germinales producen células de memoria que perduran más tiempo y ayudan al cuerpo a preparar una respuesta inmune si, más adelante, se encuentran con el virus o bacteria de nuevo. A diferencia de los anticuerpos, las células de memoria no pueden "ver" el virus hasta que infecta a las células del cuerpo. No obstante, cuando eso sucede, comienzan a actuar y eliminan la infección.

A finales de junio, O’Halloran y su equipo de investigadores del Washington University School of Medicine (Facultad de medicina de la Universidad de Washington) publicaron su estudio en la revista Nature que mostró que los centros germinales seguían formándose en los participantes hasta 15 semanas después de la vacunación. Aunque eso pareciera no ser mucho tiempo, O’Halloran señala que la idea es que esos centros germinales "produzcan potencialmente estas células de memoria de larga duración que necesitamos para la inmunidad a largo plazo". Ali Ellebedy, autor principal del estudio, le informó a Francis Collins, director de National Institutes of Health, NHH, (Departamento de salud) que la respuesta del centro germinal es tan fuerte que cree que podría durar años.

"Esto nos da la pauta de que el cuerpo está haciendo lo que se supone que haga", reflexiona O’Halloran. Wherry, que no participó del estudio, concuerda con ella. “Ahora sabemos con seguridad qué está sucediendo con las vacunas", agrega.

Sin embargo, el estudio brinda un conjunto de datos bastante pequeño, en especial cuando se lo compara con la cantidad abundante de estudios que miden los niveles de anticuerpos. Esto es así porque los estudios como este son mucho más difíciles y llevan más tiempo, por lo que pocos investigadores han tenido la posibilidad de llevarlos a cabo.

"En ocasiones, lo más fácil de medir no es lo que nos da el mejor panorama de lo que sucede en el cuerpo", explica O’Halloran.

O’Halloran también señala que el estudio solo hace referencia a la durabilidad de la vacuna de Pfizer. Algunos observadores han extrapolado el estudio a la vacuna de Moderna y establecieron que podría tener una durabilidad similar dado que utiliza la misma tecnología ARNm. Sin embargo, para esa vacuna y para la de Johnson & Johnson, O’Halloran señala que hay que ver cómo se están desempeñando en la realidad.

Datos alentadores

Otro argumento que Pfizer ha utilizado para las dosis de refuerzo señala que los datos de la realidad de Israel muestran que la eficacia de la vacuna disminuye seis meses después de terminarse la vacunación completa. El 5 de julio, el ministro de salud de Israel indicó que ha observado una “caída notable” en la eficacia de la vacuna a 64 por ciento para prevenir tanto la infección como la enfermedad sintomática.

También existen algunos indicadores que señalan que las protecciones están disminuyendo para aquellos que están inmunocomprometidos, lo que hizo que Israel comenzara a aplicar una tercera dosis a los pacientes trasplantados.

Wherry señala que el descenso dramático de la eficacia en Israel puede atribuírsele, en parte, al sólido programa de exámenes de la COVID-19 del país. "Hacen exámenes a todo el mundo todo el tiempo", explica. "Están detectando infecciones asintomáticas".

Señala que la información de Israel muestra que la vacuna sigue siendo 93 por ciento efectiva para prevenir enfermedades graves y la hospitalización. Esto sugiere que, aunque las vacunas tal vez no produzcan los altos niveles de anticuerpos que protegen a las personas de la infección por completo, la respuesta de la memoria a largo plazo sigue teniendo efecto y previene que la infección se propague.

La información de salud pública pareciera respaldar esto. A principios de este mes, la directora del CDC Rochelle Walensky señaló que, en junio, más del 99 por ciento de las personas que murieron por COVID-19 en Estados Unidos no estaban vacunadas. O’Halloran señala que esa es la razón para vacunarse.

"En ningún momento se dijo que las vacunas prevenían la infección en un 100 por ciento", indica O’Halloran. "Lo más importante es el efecto que tienen en enfermedades graves y la muerte".

Fundamentalmente, las vacunas de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson han demostrado ser efectivas contra el Delta y las otras variantes de preocupación. Por supuesto que eso podría cambiar o podrían surgir nuevas variantes que podrían evadir las protecciones proporcionadas por las vacunas. No obstante, O’Halloran señala que las dosis de refuerzo no son la mejor manera de lidiar con la amenaza de las variantes.

"La mejor manera de hacerlo es que todos se vacunen una vez en vez de aumentar el potencial beneficio de una dosis de refuerzo que podría obtener un solo grupo cuando existe todo otro grupo de personas que todavía no se ha vacunado", explica O’Halloran.

Lo que no demuestran los datos 

Aunque los datos existentes ofrecen tranquilidad sobre el hecho de que las vacunas siguen protegiéndonos y de que los refuerzos no serían necesarios, los científicos y los reguladores indican la necesidad de más estudios académicos para saber exactamente cómo el sistema inmunitario está respondiendo a las vacunas contra la COVID-19.

"Creo que, en aproximadamente seis meses, vamos a tener un montón de estudios que nos mostrarán cómo se ven esos otros componentes de la respuesta inmunitaria tanto en las personas sanas como en algunas de las poblaciones más vulnerables", explica Wherry. "Realmente necesitamos mucha más información sobre la respuesta inmunitaria a la vacunación".

También es importante estar atentos a los datos de salud pública, en especial a la tasa de hospitalizaciones y muertes entre las personas vacunadas. Wherry señala que lo ideal sería que los estados pudieran precisar cuándo se vacunaron por primera vez aquellos infectados para ayudar a identificar cuándo la inmunidad pareciera comenzar a disminuir.

El vocero del HHS señala que los reguladores están monitoreando toda esta nueva información. "El Gobierno está preparado para las dosis de refuerzo en caso de que la ciencia demuestre que son necesarias y surja alguna recomendación de los CDC y la FDA después de haber llevado a cabo el proceso de revisión".

De todos modos, Wherry indica que estar preparado para cuando los refuerzos sean necesarios no está de más. "Hoy puedes confiar en que, si completaste tu vacunación, las posibilidades de enfermarte gravemente de la COVID son extremadamente bajas en Estados Unidos".

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