Descubren dos nuevas especies de caracoles terrestres, las más pequeñas conocidas hasta el momento

Halladas en Vietnam y Laos, demuestran lo poco que se sabe sobre la vida en las escalas más diminutas.

Por Douglas Main
Publicado 28 feb 2022, 11:00 GMT-3

Caparazones del caracol terrestre más pequeño del mundo, Angustopila psammion, junto a la punta de un bolígrafo. Estos diminutos animales fueron descubiertos en una cueva en el norte de Vietnam.

Fotografía de Barna Páll-Gergely

Los científicos descubrieron dos nuevas especies de caracoles del tamaño de un grano de arena: los caracoles terrestres más pequeños que se conocen en el mundo hasta ahora.

“Es increíble lo pequeños que son, no lo esperábamos”, afirma Adrienne Jochum, investigadora del Museo de Historia Natural de Berna (Suiza).

¿Cómo se llaman y cuánto miden los caracoles más pequeños del mundo?

La naturaleza diminuta del caracol, nuevo poseedor del récord, se refleja en su nombre científico: Angustopila psammion; “Psammion” deriva de la antigua palabra griega que significa “grano de arena”. Los científicos encontraron grandes cantidades de ejemplares de esta especie en la pared de una cueva en el norte de Vietnam, según un estudio publicado en enero en Contributions to Zoology. El caparazón de esta especie mide 0,6 milímetros de diámetro.

La otra especie, A. coprologos, se descubrió en un desfiladero de piedra caliza en el norte de Laos. Esta especie es ligeramente más grande que A. psammion y, por lo tanto, es el segundo caracol más pequeño. El caparazón de esta extraña criatura está cubierto con proyecciones puntiagudas, que están adornadas con una serie de cuentas parecidas al barro. Jochum, coautor del estudio, cree que se trata de bolas fecales, de ahí su nombre del griego "recolector de estiércol".

Pero, ¿por qué recoger excrementos y colocarlos sobre sí mismos como si fueran collares de perlas? Podría ser una forma de comunicación con otros caracoles, por ejemplo, para transmitir señales bioquímicas que ayuden a atraer a sus parejas, explica Jochum.

Los trozos de estiércol húmedo también podrían ayudar a evitar que los invertebrados se sequen, una de las principales amenazas para los pequeños caracoles, agrega el especialista.

El descubrimiento demuestra lo poco que sabemos sobre los organismos más pequeños, reconoce Jochum, quien también tiene una cita conjunta con el Instituto de Investigación Senckenberg de Frankfurt, Alemania.

"Hay tanto en la escala de tamaño micro que aún no hemos descubierto", afirma Jochum.

¿Por que estas especies de caracol son tan pequeñas?

Los coautores András Hunyadi, Jaap Vermeulen y Katja Anker, recolectaron muestras de sedimentos en dos expediciones al Sudeste Asiático. La geología de piedra caliza del área admite una amplia diversidad de caracoles poco estudiados, por lo que sospechaban que había más especies por descubrir. Después de mezclar el suelo con agua, los investigadores retiraron el material flotante y luego examinaron los caracoles bajo un microscopio.

El equipo sólo encontró los caparazones de las especies; podría ser que los caracoles vivos estuvieran a mayor profundidad dentro del sedimento. Los detalles de su biología siguen siendo un misterio, pero es probable que se alimenten de microbios diminutos, detritos y quizás trozos de hongos, estima Jochum.

Conchas de la segunda especie más pequeña (Angustopila coprologos) en una cápsula de gelatina junto a una moneda británica de 20 peniques, que tiene aproximadamente el mismo diámetro que una moneda estadounidense.

Fotografía de András Hunyadi

Los científicos especulan con que el tamaño de los caracoles les permite eludir a los depredadores, resguardándose en grietas dentro de sedimentos y rocas, o en las superficies de las raíces.

Pero ser diminuto también puede presentar algunos desafíos, explica Timothy Pearce, investigador de caracoles en el Museo Carnegie de Historia Natural en Pittsburgh, quien no participó en el artículo. Quizás, el principal factor limitante es que estos caracoles deben producir huevos, que para ser puestos deben pasar por la abertura de la concha (de unas 200 micras, aproximadamente, el ancho de un par de cabellos humanos). No obstante, "lo que lo hace más difícil es que la cáscara comienza a desarrollarse dentro del huevo, incluso antes de ser puesto, comenta Pearce.

Sus órganos, incluidos el cerebro, los pulmones y el corazón, también deben poder caber dentro del caparazón, acota el investigador.

Transgrediendo los límites

El anterior poseedor del récord al caracol terrestre más pequeño del mundo es para el Acmella nana, descubierto en Borneo, en el año 2015. El mismo tiene dimensiones corporales similares pero su caparazón cuenta con una masa promedio , aproximadamente, un 20% más grande que la de A. psammion.

Algunos caracoles marinos son incluso más pequeños que estas dos especies recién descubiertas. Es probable que estos caracoles de mar, puedan sobrevivir siendo tan diminutos porque no corren el riesgo de secarse, una de las principales desventajas de ser tan pequeños, analiza el experto en caracoles, Aydin Örstan, también coautor, en el Museo Carnegie de Historia Natural.

A medida que el tamaño disminuye, la relación entre el área de la superficie del cuerpo y el volumen aumenta, lo que significa que el agua puede evaporarse más fácilmente. Los caracoles son especialmente propensos a esto, ya que deben extender sus cuerpos húmedos fuera de sus caparazones para moverse, profundiza el especialista.

El riesgo de desecación “puede limitar la evolución de los caracoles terrestres más pequeños a regiones con clima estable o hábitats específicos, como cuevas, donde la humedad permanece alta durante todo el año”, añade Jochum.

Pearce también señala que algunos caracoles marinos expulsan los huevos y el esperma en la columna de agua, que es donde ocurre la mayor parte del desarrollo, lo que significa que los huevos podrían ser potencialmente más pequeños al salir del cuerpo.

A los investigadores les gustaría saber más sobre los caracoles recién descubiertos, como qué comen y qué se los come. Tal vez haya pequeños ácaros o milpiés aún no descubiertos, que se alimentan de los caracoles, sospecha Jochum. Por su parte, Pearce imagina que podrían ser comidos por hormigas o pseudoescorpiones.

Jochum afirma que el descubrimiento enfatiza la importancia de la taxonomía, el proceso de describir nuevas especies y dónde encajan en el árbol de la vida. Aunque la disciplina no suele recibir mucha publicidad, sigue siendo vital para la biología y otras ramas de la ciencia.

“Los taxónomos pueden identificar las plantas, los hongos y los animales… sin (ellos) no sabes a lo qué te enfrentas”, concluye.

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