¿Cómo es volar en pandemia? La difícil tarea de los auxiliares de vuelo en tiempos de COVID-19

Si bien se decretó el uso obligatorio de mascarillas, las medidas de seguridad no siempre se aplican de la misma manera en todos lados. Los auxiliares de vuelo y los pasajeros siguen corriendo riesgos.

Por Johanna Read
Publicado 27 ene 2021, 13:10 GMT-3
Un auxiliar de vuelo con mascarilla reparte refrigerios en un vuelo desde San Francisco, California, a ...

Un auxiliar de vuelo con mascarilla reparte refrigerios en un vuelo desde San Francisco, California, a Newark, Nueva Jersey, el 27 de octubre de 2020. Los auxiliares de vuelo corren más riesgo de contraer COVID-19 que cualquier otra persona abordo de un avión.

Fotografía de Michael Loccisano, Getty Images

La última vez que Amber Gibson viajó de Chicago a Denver, el pasajero de al lado llevaba una mascarilla que le tapaba la boca, pero no la nariz. Gibson y los auxiliares de vuelo le pidieron que se la ajustara bien, pero no hubo caso. Como el vuelo ya estaba retrasado, esperó que el avión despegara y se cambió de asiento. Los nuevos vecinos, sin embargo, no parecían mucho más comprometidos con el uso de la mascarilla.

“En vez de obligar a mi compañero de asiento a bajar del avión, la tripulación me hizo sentir como la mala de la película porque ya nos habíamos alejado de la puerta de embarque”, cuenta Gibson, periodista de viajes que vive en Chicago. "Me dijeron que, si insistía, podríamos regresar, pero eso demoraría aún más el vuelo… ¿iba acaso a hacerle perder el tiempo a todo el mundo?"

El dilema de Gibson es un ejemplo de las tantas dificultades que supone viajar en avión durante una pandemia. Si vas a viajar en avión, debes seguir los protocolos de seguridad de cada aerolínea, estar atento a los compañeros de viaje, y observar hasta qué punto la tripulación se hará cargo de ellos. Los problemas son aún mayores para los auxiliares de vuelo, que deben lidiar con un virus del que aún no se sabe demasiado y con pasajeros que no cumplen con las normas y que a diario ponen en riesgo la salud y el trabajo de los miembros de la tripulación.

Según un informe del World Economic Forum (Visual Capitalist) los trabajadores del rubro transporte son los que más riesgos tienen de contagiarse COVID-19 (75,7 de un promedio de 30,2), considerando 966 trabajos no relacionados con la salud. Los auxiliares de vuelo corren más riesgo de COVID-19 que cualquier otra persona en un avión, simplemente por las características de su trabajo. Como los espacios son muy reducidos, suelen estar a menos de dos metros de cada pasajero y de otros auxiliares varias veces durante un vuelo. Y el riesgo aumenta cuando los pasajeros se quitan las mascarillas para comer o beber y cuando intentan convencer a otro pasajero rebelde de que se cubra la cara y cumpla con las medidas de prevención.

Las leyes federales de Estados Unidos para la protección de los miembros de la tripulación son limitadas y cada aerolínea tiene su propia política. La nueva disposición federal dictada por el presidente Biden, que exige el uso de mascarillas en las áreas de transporte federal, incluidos los aeropuertos y los aviones, podría dar más peso a las diversas medidas de protección COVID-19 en los Estados Unidos. Pero todavía no se sabe cuándo entrará en vigor o cómo se implementará.

Mientras tanto, la tripulación de cabina se rige por pautas que dependen de la interpretación de cada aerolínea, y que no castigan a los pasajeros que las incumplen. Además, existen otras cuestiones problemáticas vinculadas a la COVID-19, como políticas endebles para el rastreo de contactos, las pruebas y la cuarentena, y posibles consecuencias legales para los miembros de la tripulación que faltan al trabajo para aislarse por haber estado expuestos al virus.

Los aviones son bastante seguros, pero los riesgos existen

Según varios estudios, el aire en los aviones es más limpio que el de casi todos los demás espacios cerrados, gracias a sofisticados sistemas de circulación de aire y los filtros HEPA. Además, la desinfección electrostática, la obligatoriedad de uso de mascarillas, y los cambios para reducir el contacto a la hora de presentar la documentación han dado tranquilidad a los miembros de la tripulación, como Roshonda Payne. "Creo que el simple hecho de aprender más sobre todos los productos, procesos y sistemas me ha ayudado a sentirme más confiada y a generar confianza en los clientes", comenta el auxiliar de vuelo de JSX, que vive en Los Ángeles.

Aun así, los aviones no son lugares totalmente seguros. A fines del año pasado, los investigadores determinaron que es probable que cuatro personas hayan contraído COVID-19 en un vuelo de 18 horas desde Dubai a Auckland en septiembre. Dos de los cuatro no usaron mascarilla durante el vuelo, que solo estaba ocupado en un 25%.

Y el hecho de que los pasajeros ahora deban presentar una prueba COVID-19 negativa antes de abordar (nueva regla en EE.UU), no garantiza que no puedas infectarte. En enero, las personas que viajaron para el torneo de tenis del Abierto de Australia de febrero de 2021 tuvieron que presentar una prueba negativa. Sin embargo, al llegar, al menos cinco personas de tres vuelos diferentes dieron positivo.

Para peor, ahora han aparecido varias cepas nuevas y más contagiosas del virus y desde Europa llegan noticias de que las mascarillas de tela no protegen lo suficiente. Austria, Francia y Alemania ahora exigen el uso de mascarillas médicas en el transporte público. Si bien la llegada de las vacunas es un hecho esperanzador, aún no sabemos si previenen la transmisión de la enfermedad y, hasta ahora, solo un pequeño porcentaje de la población mundial ha recibido la vacuna.

Policía de la mascarilla: La parte más difícil del trabajo

A pesar de las dudas, los científicos sostienen que las mascarillas siguen siendo la mejor protección contra el virus. Sin embargo, los auxiliares de vuelo deben luchar con los pasajeros que se niegan a usarla. Un auxiliar de vuelo comentó que algunos infractores alegan sufrir discriminación por parte de los auxiliares de vuelo o se burlan y no respetan la autoridad de estos.

Otros auxiliares de vuelo cuentan historias de pasajeros que aprovechan la excepción del uso de mascarilla para comer y beber, y que, cada vez que el personal se les acerca, simulan estar bebiendo de vasos que apenas tienen contenido o mordisqueando algún bocadillo lentamente.

“Definitivamente no es fácil exigir el uso de la mascarilla y que te desafíen todo el tiempo”, expresa Payne. Varias veces por semana debe lidiar con pasajeros rebeldes en los aviones de 30 asientos de JSX, que se trasladan entre terminales privadas. “Entiendo que a algunas personas no les gusta usarlas. A mí tampoco me gusta”, señala, “pero es fundamental para cuidarse y proteger a los demás”.

“Idealmente, todos deberían usar mascarilla por el bien de los demás, si no les interesa hacerlo por sí mismos”, sostiene Sharona Hoffman, profesora y codirectora del Centro de Medicina y Derecho de la Universidad Case Western Reserve. Hossman explica que las aerolíneas pueden obligar a las personas a cumplir con la medida, o de otro modo, pedirles que bajen del avión mientras aún está en la puerta de embarque; también pueden registrar a los incumplidores en una lista para que no puedan volver a viajar en avión. En 2020, las aerolíneas estadounidenses prohibieron el ingreso al avión de más de 1.400 viajeros por incumplimiento de las normas.

Así y todo, los auxiliares de vuelo tienen autoridad limitada a la hora de hacer cumplir las medidas de protección y deben lidiar con las instrucciones inconsistentes de los superiores. A algunos se les dice que solamente recuerden a los pasajeros que deben usar mascarilla. Sin embargo, después, esos mismos superiores protestan si reciben quejas de los pasajeros porque la tripulación no se hace cargo de los que no cumplen las normas.

La industria de las aerolíneas tiene la esperanza de que la orden ejecutiva de uso obligatorio de mascarillas contribuya a minimizar las disputas que se generan arriba del avión. "Ahora que existe una orden del presidente, que está por encima de la política de la aerolínea, los auxiliares de vuelo y los trabajadores de la aviación en las líneas del frente tendrán el respaldo que han necesitado desde el comienzo de esta pandemia", comenta Taylor Garland, portavoz de la asociación de auxiliares de vuelo CWA, que representa a la tripulación de 17 aerolíneas.

El decreto de Biden puede fortalecer la orden de la Administración Federal de Aviación de enero de 13, 2021. Esa orden intensificó las penalidades frente al incumplimiento de pasajeros, por ejemplo, los que se rehúsan a utilizar mascarillas, a raíz de los incidentes en los vuelos en el contexto del ataque al Capitolio de los EE.UU. el 6 de enero de 2021. Ahora los pasajeros que "asaltan, amenazan, intimidan o interfieren" con los miembros de la tripulación de la aerolínea pueden recibir multas de hasta $35.000 o incluso ir presos.

Pero no se sabe qué ocurrirá con la falta de cumplimiento del decreto. “Las disposiciones locales y estatales ciertamente nos han ayudado a hacer cumplir el uso obligatorio de mascarillas", afirma Payne, "pero aún tenemos que ver cómo impactará la orden nacional en nuestros vuelos".

Preocupaciones que no se van

La orden de uso obligatorio de mascarilla no aborda la otra gran preocupación para los auxiliares de vuelo: la falta de regulación sobre rastreo de contactos, pruebas y cuarentenas. Esto aplica para los miembros de la tripulación que están preocupados por haber estado expuestos a virus y quieren hacerse la prueba, los que esperan los resultados de las pruebas y los que dan positivo. También debería ser una preocupación para los pasajeros.

Un auxiliar de vuelo, que pidió no revelar su identidad para proteger su trabajo, comentó que las pautas federales las define cada aerolínea, y que las pautas actuales permiten a las aerolíneas crear políticas (como las notificaciones de exposición a COVID-19) que prioricen la ininterrupción del trabajo de los auxiliares de vuelo, en vez de considerar la seguridad de los empleados y pasajeros.

Otro auxiliar de vuelo señaló que su aerolínea, como ejemplo, envía notificaciones de pruebas positivas por correo electrónico. Esta política no garantiza que todo el personal la reciba antes de sus turnos. Como resultado, un auxiliar de vuelo se enteró de sus compañeros de trabajo, no de la gerencia, que dos colegas con los que volaron recientemente dieron positivo.

La política de American Airlines es retirar del servicio a todo empleado que trabajó con una persona infectada. Pero varias aerolíneas dan una interpretación muy general a las pautas de la FAA y los CDC, que definen de manera poco realista el "contacto cercano", dado que los auxiliares de vuelo trabajan en espacios muy reducidos. Las pruebas son obligatorias solo en circunstancias específicas; de lo contrario, se indica a la tripulación que continúe trabajando y controle los síntomas. Eso es riesgoso cuando los estudios muestran que el 59 por ciento de los casos de COVID-19 son transmitidos por personas asintomáticas o presintomáticas.

La cuestión de las pruebas suele ser controvertida por las diferentes políticas de cada aerolínea. Algunas aerolíneas ofrecen hacer pruebas en el hogar si los empleados han estado expuestos al virus, pero solo si tienen síntomas. En algunas aerolíneas, aquellos que quieran hacerse las pruebas de PCR (que son más seguras) deben hacerse cargo por cuenta propia. Así y todo, una prueba negativa no significa que una persona no esté infectada con COVID-19, especialmente si pasó poco tiempo desde que se expuso al virus.

Y nadie quiere perder días de trabajo por haber estado expuesto al coronavirus. Una persona, que tampoco quiso ser identificada, contó que algunos miembros de la tripulación temen faltar al trabajo si están enfermos o creen que han contraído el virus, incluso cuando el contagio haya ocurrido en el trabajo. La protección salarial solo aplica si la prueba es positiva de COVID-19.

Los sindicatos de tripulaciones aéreas continúan pidiendo una mayor coherencia en los protocolos de seguridad y una "respuesta federal proactiva y completa a la COVID-19 en la aviación y otras áreas", dice la AFA. Para esto ayudaría que pautas como la Alerta de seguridad de diciembre 2020 (FAA) fueran obligatorias. Actualmente, esa alerta solo establece que "los CDC no recomiendan permitir que los miembros de la tripulación que manifiesten haber estado expuestos al virus sigan trabajando, incluso si son asintomáticos".

Tener estándares más consistentes permitiría la aplicación de políticas más efectivas para proteger a toda la tripulación y a los pasajeros, ya sea por medio del rastreo de contactos, detección de síntomas (control de temperatura), medidas de embarque y desembarque, exclusión de asientos intermedios, servicio de comida y bebida (por ejemplo, venta de bocadillos en vuelos de corta distancia), o la determinación de excepciones para el uso de mascarilla. El pasajero, así, no sentiría la responsabilidad de tener que investigar las medidas de seguridad de cada aerolínea y de que la tripulación de vuelo explique las políticas de su propia empresa.

Hasta la fecha, el 25 por ciento de los casi 100 millones de casos de COVID-19 en el mundo están activos. Más de dos millones de personas han muerto a causa de esta enfermedad. A pesar de los riesgos y la recomendación de no viajar por el momento, los aviones se llenan con millones de personas todos los días.

Hasta que la mayor parte de la población mundial reciba la vacuna y el número de infecciones baje de forma considerable, debemos seguir cumpliendo con las normas. La simple obligación de usar mascarilla, ya sea decretada por las aerolíneas o el gobierno federal, puede salvar millones de vidas.

Johanna Read es una escritora y fotógrafa canadiense especializada en turismo responsable. Ex ejecutiva de políticas gubernamentales, ha trabajado en temas como la salud en el lugar de trabajo y la gripe pandémica. Síguela en Twitter e Instagram .

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