Marie Kondo te ayuda a ordenar tu casa. ¿Y qué ocurre con los residuos plásticos?

Cuando ordenan sus casas, las familias producen toneladas de desechos plásticos. Sin embargo, con el tiempo, esto puede cambiar.

Por Alejandra Borunda
Publicado 28 mar 2019, 12:41 GMT-3
Marie Kondo le enseña a Otti Logan, de 16 años, cómo doblar la ropa. Kondo es ...
Marie Kondo le enseña a Otti Logan, de 16 años, cómo doblar la ropa. Kondo es una especialista que ayuda a las familias a ordenar sus hogares y sus vidas.
Fotografía de Joanne Rathe, The Boston Globe/Getty Images
Este artículo fue creado en asociación con la National Geographic Society.

Rachel Friend y su familia estaban desesperados. Ella, su esposo y sus dos hijos pequeños tenían todo para disfrutar de una vida maravillosa, pero muy frecuentemente, los días se volvían caóticos e inestables. Los Friend se peleaban por la limpieza, el cuidado de los niños y las tareas domésticas. Por eso debieron llamar a una experta: Marie Kondo, la conocida maestra del "orden".

Kondo, quien reside en Japón, ha ayudado a personas de todo el mundo a eliminar de sus hogares y de sus vidas las cosas que ya no les sirven. Su libro de 2014, The Life-Changing Magic of Tidying Up: The Japanese Art of Decluttering and Organizing (La magia trasformadora del orden: el arte japonés de ordenar y organizar), vendió más de 1,5 millones de copias. Y su programa de televisión envició a millones de seguidores.

Durante el transcurso de varias semanas, la familia Friend se dispuso a ordenar su hogar en Los Ángeles, y por ende, como sugiere Friend, muchos otros aspectos de sus vidas.

"Esta experiencia completamente transformadora nos hizo pensar mucho en otras cuestiones de nuestras vidas", comenta.

El método que usa Kondo para ordenar, y despejar de a poco los objetos de las casas y de las vidas de las personas, produce, como resultado, más espacio en los armarios y habitaciones más prolijas. Pero también puede generar pilas y pilas de basura.

Una parte de estos residuos se destina a amigos o familiares, o se ofrece como donación para nuevos hogares. Si bien gran parte de estos desaparece -de la vista y mente del que ordena-, no se elimina del planeta en el sentido más concreto. La Tierra, lamentablemente, no tiene su propio recolector de basura o especialista en orden.

"Me preocupa que el proceso no contemple a dónde van a parar los residuos", expresa Kate O’Neill, especialista en políticas ambientales de la University of California, Berkeley. "Está mal creer que una vez que está fuera de la casa, habrá un lugar en el mundo para esa basura".

Pero el efecto inmediato de la producción de desechos, dicen algunos seguidores, se compensa con el hecho de que uno se vuelve más cuidadoso y consciente de lo que deja entrar en su vida.

El proceso del orden

El método de Kondo para ordenar consiste en unos pocos pasos y máximas muy simples. Primero, la persona debe hacer un registro de todo lo que tiene. Se toma en cuenta toda la ropa: desde las camisetas de verano hasta los abrigos de invierno. El dueño repasa las prendas una por una al tiempo que debe analizar: "¿Esta camiseta me produce algún tipo de alegría?" ¿Esta corbata me inspira sentimientos? Si no, afuera, y se la despide con un cálido agradecimiento por su servicio.

Primero se trabaja con la ropa; luego con los libros; luego con documentos como formularios de impuestos, contratos y todo tipo de correo; luego con lo que se denomina "komono", los diversos desechos que hay en casi todos los hogares, desde utensilios de cocina hasta artículos de cuidado personal y otros tantos; posteriormente, con los elementos sentimentales como fotografías y recuerdos. Todavía no se ha hecho orden, pero al final del proceso, la persona habrá hecho, básicamente, un balance de todo lo que posee.

Las cosas que producen felicidad se quedan. Las otras cosas se van.

Pero ¿a dónde se van? ¿Y qué es lo que acaba yéndose allí? Parece que muchas cosas, y la mayoría, con una gran cantidad de material plástico.

Por ejemplo, durante la gran experiencia de limpieza, la familia Friend, desechó, como mínimo, 13 bolsas de basura de 100 kilos cargadas de cosas. Casi la mitad de estas contenía ropa, zapatos y accesorios, en muchos casos, con algún material de plástico; en otros casos, estaban llenas de juguetes de plástico, contenedores de productos vencidos, y otros tantos objetos de plástico. Muchos consultores del orden sugieren desechar perchas de plástico, pequeños electrodomésticos, utensilios de cocina rotos y muchos otros artículos que contribuyen a la pila de basura.

Algunos, por supuesto, se donan y reutilizan. Pero una parte, especialmente las cosas rotas o las cosas de baja calidad, se desechan.

Deja de comprar y tirar

Kondo confesó que espera que su método ayude a las personas a examinar su propia relación con las cosas. Idealmente, después de pasar por el proceso, las personas comienzan a tener más consciencia sobre las cosas que eligen traer a sus vidas, y, en última instancia, disminuyen la cantidad de productos que compran y descartan.

Esto habla de un problema subyacente: muchas personas en los países desarrollados acumulan cantidades sin precedentes, mucho de lo cual es desechable, de un solo uso o tiene una vida corta, y rápidamente acaba en la pila de basura. De hecho, los economistas han observado una estrecha correlación entre la solidez de la economía de un país y la cantidad de desechos que produce.

"El problema fundamental es que no hemos podido desvincular el crecimiento de la generación de desechos que produce el consumo masivo”, afirma Stan Krpan, director ejecutivo de Sustainability Victoria, una organización ambientalista australiana liderada por el estado. "Muchos dirán que el consumo es algo bueno, pero realmente tenemos que reconocer que tiene un costo, un costo que recae en el medio ambiente".

Jenny Albertini, consultora certificada por Marie Kondo (o KonMari), que vive en Washington, DC, afirma que notó que sus clientes fueron reparando en el modo en que solían comprar o acumular más de lo que necesitaban. "El proceso suele derivar en la pregunta clave: ¿por qué compraste estas cosas?", afirma. "¿Compraste esa loción porque la querías o porque querías algo menos tangible?"

Jessica Louie, consultora certificada por KonMari, que vive en Pasadena, California, suele conversar acerca de la sostenibilidad mientras trabaja con sus clientes. Por ejemplo, en lugar de comprar nuevos contenedores para guardar los artículos que acaban de organizar, se asegura de que utilicen lo que ya tienen. Y, muchas veces, el proceso ayuda a sus clientes a eliminar el plástico de sus vidas.

"Tenemos un claro problema de contaminación plástica", sostiene, "por eso hablamos de pasar al vidrio, por ejemplo, o de cambiar los hábitos. Por ejemplo, si vamos a comprar algo a la tienda, debemos saber con qué contamos en casa como para estar seguros de comprar solamente lo que necesitamos. En verdad se trata de aplicar este método a cualquier otra compra que realices, especialmente si se trata de plásticos ".

Si ya son parte de la vida de sus clientes, no recomienda deshacerse de ellos (eso solo contribuiría al problema de los residuos), sino que intenta que mediten bien a la hora de ingresar nuevos artículos de plástico en su vida cotidiana.

Para Rachel Friend, el proceso cambió muchos aspectos de su relación con las cosas y con la basura. “Lo que importa es que el simple acto de ordenar puede traer alegría. Pero este proceso, puede tener implicaciones mucho más profundas, como poder empezar a observar la forma en que interactúas con tu entorno".

Al fin y al cabo, lo que necesitamos ordenar es el planeta, y eso puede comenzar con un paso muy pequeño.

National Geographic se compromete a reducir la contaminación por plástico. Conoce más acerca de nuestras actividades sin fines de lucro. Descubre lo que puedes hacer para reducir tu consumo de plásticos de un solo uso, y asume tu compromiso con la causa en ¿Planeta o Plástico? 

National Geographic SocietySky Ocean Ventures han lanzado el desafío Ocean Plastic Innovation Challenge, que pide a personas de todo el mundo que solucionan problemas que desarrollen soluciones para combatir la crisis mundial de desechos plásticos. ¿Se te ocurre alguna idea? Cuéntanos tu solución a través de oceanplastic-challenge.org. Tienes tiempo hasta el 11 de junio.

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