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Página del fotógrafo
University of Houston
Chase y sus colegas sostienen que este recipiente presenta iconografía de colibríes. Un motivo similar aparece en las imágenes de otra tumba de la misma zona, cuyos entierros se remontan a un periodo de entre 30 y 50 años, según estiman los investigadores.
La asa de la tapa de esta pieza de cerámica está inspirada en la cabeza de un guacamayo, un símbolo típico de estatus en la cultura maya.
Otra tapa de cerámica encontrada en la tumba incluye un posible retrato de un individuo de la élite sosteniendo una lanza y recibiendo ofrendas.
Este cuenco de cerámica tiene forma de búho. El estilo coincide con otros recipientes del periodo Clásico Temprano de la historia maya, y basándose en esto, los investigadores estiman que la tumba data del año 350 d. C.
En la tumba de Caracol también se descubrieron tres conjuntos de orejeras o adornos de jade. Encontrar varios conjuntos de orejeras es algo poco habitual en la arqueología maya.
Los diseños de estas cuatro cuentas de jade encontradas en la tumba representan las caras de monos araña vivos y muertos.
La arqueóloga Diane Chase y sus colegas creen que la tumba de Caracol perteneció a un miembro de la élite de la sociedad maya, basándose en los objetos encontrados en ella, entre los que se incluyen un mineral rojo llamado cinabrio (al fondo), vasijas de cerámica (en primer plano) y una rara máscara de jade (a la izquierda).
Caana, que significa “palacio del cielo” en maya, es la estructura más grande de Caracol, Belice, y se eleva más de 42 metros sobre la selva. Los investigadores encontraron recientemente una tumba bajo el dosel en una acrópolis situada justo a la derecha de Caana.