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Página del fotógrafo
Pierpaolo Mittica
Muchos trabajadores permanecen en la zona a tiempo parcial, ya sea 15 días al mes o cuatro días a la semana. Mientras están aquí, viven en los viejos apartamentos y dormitorios y obtienen lo que necesitan en las tiendas locales.
Incluso Chernóbil tiene cafeterías y lugares para relajarse con amigos. “Permanecer todo el tiempo en un lugar abandonado es muy deprimente”, dijo Yuriy Tatarchuk, quien pasó más de 20 años trabajando en la zona.
El gimnasio local en la ciudad de Chernóbil brinda la oportunidad de hacer ejercicio y recreación, como jugar al ping pong después del trabajo.
Cerca de 100 científicos trabajan en los laboratorios científicos de Chernóbil para monitorear la contaminación y estudiar los efectos de la radiación en el medio ambiente. Después del accidente, expertos nucleares de toda la antigua URSS llegaron a Chernóbil para investigar las consecuencias del desastre.
Cada visitante debe pasar por un puesto de control para ingresar a la ciudad de Pripyat y presentar los permisos necesarios. Los guardias en la entrada trabajan en turnos de 12 horas.
Personal en la sala de control del Reactor Número Dos en un día de trabajo regular. Aunque los reactores uno, dos y tres ya no producen electricidad, será necesario hasta el 2065 para poder desmantelarlos.
Muchos de los reasentados que murieron en los últimos años querían ser enterrados en las aldeas donde nacieron. La zona de exclusión tiene muchos cementerios; éste está en Opachici.
En Chernóbil, un hombre espera en la Casa de la Cultura a que comience el espectáculo. Los conciertos, recitales y conferencias ayudan a mantener entretenida a la pequeña población.
El habitante de esta casa en Kupovate murió en 2015. No es raro ver lugares como este, donde todos los objetos de la vida de alguien han quedado atrás.
Algunas personas se reasentaron en la aldea de Kupovate, una de las muchas comunidades pequeñas en la parte ucraniana de la zona de exclusión.