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Página del fotógrafo
Gabriela Portilho
Los miembros de Mandato Coletivo Permacultural se reúnen con Luís José Cunha Lima, un ex recolector de flores nativas y uno de los residentes más longevos de la localidad. Están desarrollando un proyecto para rescatar la memoria y la cultura local.
En Alto Paraíso de Goiás, una pequeña ciudad en el centro de Brasil, los miembros del colectivo político Mandato Coletivo Permacultural se centran en temas ambientales, lo que incluye la organización de un esfuerzo semanal de siembra y limpieza.
Miembros del colectivo político Bancada Feminista, vestidas con camisetas moradas, se reúnen con residentes del empobrecido asentamiento de Buracanã. Las cinco mujeres que pertenecen al colectivo comparten un escaño en el consejo de la ciudad de São Paulo.
Paula Nunes, que en la imagen aparece dirigiéndose a la multitud en una protesta en São Paulo, pertenece a uno de los crecientes colectivos políticos de Brasil. Los colectivos políticos ponen el nombre de un miembro en la boleta electoral, pero hacen campaña y sirven a sus electores como un grupo.
(Izquierda) Fideos que accidentalmente cayeron sobre la mesa. (Derecha) Lista de compras del supermercado. Durante la cuarentena, Gabriela adquirió el hábito de listar los alimentos antes de ir al mercado, evitando compras innecesarias. También descargó aplicaciones que advierten sobre la fecha de vencimiento de la comida, evitando pérdidas. Los nuevos hábitos fueron una forma de ahorrar y evitar el desperdicio.
(Izquierda) Restos de la preparación de un pastel. "Escanear y mirar de cerca lo que antes consideraba basura fue una forma de hacerme más consciente de lo que desechaba y de lo que podría reutilizar en la cocina", dice Gabriela. (Centro) Autorretrato mientras horneaba un pastel (Derecha) Uno de los pasos para hacer un pastel durante la cuarentena.
(Izquierda) Hornalla de la casa de Gabriela, donde preparaba su comida. (Centro) Durante la pandemia, comenzó a fermentar kombucha. La fermentacion le trajo varias ideas acerca de la vida y del tiempo de la naturaleza en sus procesos. (Derecha) Harina pasando por el colador mientras se prepara una tarta. Con tantos procesos físicos y químicos sucediendo simultáneamente, la cocina se ha convertido en una especie de laboratorio dentro de su casa.
(Izquierda) Desinfección del romero antes de consumirlo (Centro) Para evitar salir al supermercado, Gabriela eligió comprar a los productores locales que traían alimentos desde las zonas rurales cercanas. (Derecha) La semilla de aguacate al comienzo de la pandemia ahora es un pequeño árbol en su patio. "Cocinar en casa redujó drásticamente la cantidad de desechos generados a medida que aprendí nuevas formas de reutilizarlos", asegura.
En la imagen frontal, autorretrato rompiendo huevos para preparar una tortilla. En la imagen de fondo, la mesa de la cocina está cubierta de harina para abrir una masa de tarta.
(Izquierda) Autorretrato antes de salir al mercado. Al fondo, varios cupones fiscales de compras de alimentos realizadas durante la pandemia. (Derecha) Restos vegetales escaneados de una sopa. "Debido al confinamiento y la escasez de recursos, me volví mucho más consciente del valor de la comida y también de lo que solía desperdiciar. Cuando cocinamos todos los días, es mucho más evidente la cantidad de comida desperdiciada. En 2018, se desaprovechó casi un tercio de la producción mundial de alimentos", asegura la fotógrafa.