#NGXplorers: Rosamira Guillen

Bióloga colombiana

Por Redacción National Geographic
Publicado 19 feb 2018, 15:25 GMT-3
Rosamira Guillen
Rosamira Guillen
Fotografía de Federico Pardo

¿Cómo y por qué elegiste tu objeto de estudio?

Yo elegí estudiar y trabajar en la conservación de los titíes cabeciblancos porque me impresionó mucho darme cuenta que nada más habitaban en un pedacito del norte de Colombia, del mismo lugar en el que yo nací y crecí. Nunca me había enterado de eso hasta que un día fui a hacer mi primer trabajo como arquitecta paisajista en el zoológico. Eso me golpeó mucho y me motivó a trabajar para cambiar el desconocimiento de la especie, promover el orgullo por la misma, y su conservación a largo plazo.

¿A qué te hubieras dedicado de no haber sido exploradora?

Muy posiblemente seguiría trabajando como arquitecta paisajista, pero llevo una vida feliz ya que no construyo casas para las personas, pero sí bosques para los animales. Eso me alegra mucho.

¿Cómo sucedió el cambio de una profesión a otra?

El cambio se dio porque me contrataron para rediseñar el zoológico de barranquilla y ahí conocí al primer tití cabeciblanco. Terminé siendo la Directora del zoológico y conociendo los esfuerzos por proteger al tití. Ese fue el punto drástico para cambiar de dirección y dedicarme a una causa ambiental que es proteger una especie únicamente colombiana, muy amenazada de extinción.

¿Recuerdas alguna anécdota graciosa en tu trabajo de campo?

Recuerdo con mucha gracia las veces en las que mirando a los animales en los árboles, caen “cosas” de la parte alta y uno no esperaba. ¡Da mucha risa! También pienso en los retos que nos ponemos entre compañeros de trabajo. Tuve un asistente de campo siguiéndome por tres años, para ver cuándo podía caerme al barro y mojarme. Y un día, finalmente, lo logró. Me tomó una foto y nos reímos mucho de eso.

¿Por qué razones está amenazado el mono tití cabeciblanco?

Está amenazado, principalmente, por la pérdida de bosque. Esos bosques se han tumbado para hacer ganadería, agricultura, minería, y expansión urbana. Pero también porque lo cazan para tenerlo como mascota. En estos dos aspectos trabajamos para reducirlos como amenazas a la especie y que sobreviva.

¿Qué relación tienen las comunidades locales con la especie?

El tití cabeciblanco significa una opción de generar ingresos porque es parte del tráfico ilegal de especies silvestres, como mascotas. Lo que hemos hecho nosotros es tratar de general valor a la especie y ofrecer alternativas de ingreso que reduzcan la presión. Ese balance entre la necesidad de las personas y la necesidad de la vida, es lo que buscamos.

¿Qué alternativas le ofrecen a las personas?

Las mujeres hacen artesanías con bolsas plásticas recicladas, peluches del tití, reciclan botellas plásticas para hacer cercas; y también hacemos acuerdos de conservación con los campesinos para que dejen partes del bosque intacto y a la vez los ayudamos a aumentar la productividad de su tierra. Todo eso genera un vínculo profundo entre las personas y su entorno, y crea un valor que motiva a la conservación.

 

*Producción: Mariel Castro y Guadalupe Bengochea.

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