Los resultados de la vacuna de Pfizer son alentadores, pero expertos señalan escasez de datos

Si bien las noticias sobre su eficacia son emocionantes y han superado las expectativas, varios investigadores han indicado algunas incógnitas que resultan ser vitales.

Por Sarah Elizabeth Richards
Publicado 11 nov 2020, 11:00 GMT-3
Un trabajador de la salud sostiene una jeringa de inyección del ensayo de la vacuna de ...

Un trabajador de la salud sostiene una jeringa de inyección del ensayo de la vacuna de fase tres contra el COVID-19, desarrollado por las compañías farmacéuticas Pfizer y BioNTech, en el Hospital Ibni Sina de la Universidad de Ankara en Ankara, Turquía, el 27 de octubre de 2020. El 9 de noviembre, las empresas emitieron un comunicado de prensa en el que afirmaban que su vacuna candidata previno eficazmente la infección provocada por el coronavirus.

Fotografía de Photogrpah by Dogukan Keskinkilic, Anadolu Agency via Getty Images

Esta semana, el mundo entero festejó después de que las compañías farmacéuticas Pfizer y BioNTech anunciaran los primeros descubrimientos de su ensayo de fase tres de una vacuna pionera contra el COVID-19. El 9 de noviembre, las empresas emitieron un comunicado de prensa en el que afirmaban que su vacuna candidata prevenía eficazmente la infección por el coronavirus, una buena noticia después de que los crecientes casos mundiales hayan provocado nuevos cierres y hayan colapsado las unidades de cuidados intensivos.

Pero la medida resultó ser aún más sorprendente ya que la vacuna superó las expectativas de la industria. Según su comunicado de prensa, los datos revisados por un panel independiente de expertos muestran que la vacuna tiene un 90 por ciento de efectividad, lo que significa que nueve de cada 10 receptores experimentaron algún tipo de beneficio, superando con creces el punto de referencia del 50 por ciento establecido por los supervisores de salud como  la Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU. (FDA por su sigla en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La noticia no tenía precedentes porque parece ser una reivindicación de la Tecnología de ARNm que hasta ahora solo ha sido probada en modelos animales. Pero también fue sorprendente porque las empresas dieron un paso inusual al publicar algunos de los resultados, lo que llamaron un "informe provisional", antes de que el resto de los datos estuvieran disponibles.

"Como científico, querrás ver datos reales de un ensayo clínico para saber realmente cuál es la interpretación real de los resultados", dice Aliasger K. Salem, presidente de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Iowa.

Varios expertos dicen que están preocupados porque la gente está obteniendo una imagen incompleta sobre el éxito de la vacuna que no revela información crítica, como a qué grupos demográficos protegió y si se trataba de una forma leve o grave del virus. También existe la posibilidad real de que la cifra del 90 por ciento cambie a medida que avance el ensayo y los investigadores recopilen más resultados. Además, los resultados no publicados no han sido revisados por pares ni siquiera han sido publicados como una preimpresión preliminar.

 "La falta de datos es muy preocupante", añade Peter Doshi, profesor asociado de investigación de servicios de salud farmacéuticos en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Maryland. "Todo lo que tenemos ahora es un titular de Pfizer".

Sin embargo, otros elogiaron la decisión, diciendo que resulta poco factible que el resultado del 90 por ciento cambie significativamente en el mientras tanto. “Probablemente cambiará, pero podría ser un 87. Pero dados los números que tienen en la prueba, no puede ser el 50 por ciento", dice Bob Wachter, presidente del departamento de medicina de la Universidad de California, San Francisco, que estudia la seguridad del paciente. "Está sin duda en el rango de 90".

Paso a paso

Así es como funciona la prueba de la vacuna Pfizer-BioNTech. La tercera y última fase comenzó en julio, cuando los investigadores asignaron uniformemente a 43.538 participantes a dos grupos: uno para recibir la vacuna en estudio y otro para obtener una sustancia inactiva conocida como placebo.  Según el protocolo del ensayo, la vacuna viene en dos dosis, que se administran con tres semanas de diferencia. Los investigadores esperaron al menos siete días después de la administración de la segunda dosis para ver quién contrajo COVID-19 en la vida real, asumiendo que cada grupo practicaba comportamientos de riesgo comparables.

Para mantener el proceso imparcial, las compañías farmacéuticas suelen estar "ciegas" durante la fase tres con respecto a lo que está sucediendo en el día a día en términos de resultados. Pero el ensayo de la vacuna contra el COVID-19 viene con excepciones: hitos basados en cuántos casos se han registrado entre los voluntarios. Una vez alcanzado, el panel independiente, conocido como comité de monitoreo de datos, puede informar a las empresas cómo van las cosas. Pfizer y BioNTech podrían hacer este anuncio ahora porque el ensayo alcanzó uno de estos hitos, documentando 94 casos de COVID-19.

No obstante, los datos preliminares no revelan cuál de estos pacientes infectados recibió la vacuna y a quién falló. Tampoco involucra a todos los participantes del ensayo, sino a un subconjunto indefinido. El riesgo de informar estos resultados es que el titular podría enviar un mensaje engañoso de que “la vacuna proporciona un beneficio mayor de lo que realmente ofrece”, dice Doshi, quien estudia el proceso de aprobación de medicamentos. "Pfizer no ha publicado nada que indique que esta estadística efectiva del 90 por ciento se aplique a los más frágiles, como los adultos mayores o los que están en hogares de ancianos que corren un mayor riesgo".

Tampoco está claro si la vacuna simplemente previno los síntomas en los  casos leves o moderados, o si redujo los resultados graves. Dicha información es fundamental porque una vacuna idealmente reduciría el número de muertes, hospitalizaciones y visitas a la UCI. "Los estudios deberían darnos una sensación de gravedad, pero solo están analizando los síntomas", dice Maria Elena Bottazzi, codirectora del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Texas Children's Hospital en Houston. (National Geographic se puso en contacto con Pfizer y BioNTech para obtener comentarios, pero no recibió respuesta).

También se desconoce si alguno de los 94 pacientes con coronavirus padecía de factores de riesgo subyacentes. Esa información es importante porque los funcionarios estatales y del condado están priorizando a los grupos de alto riesgo y y a los vulnerables durante las primeras oleadas de distribución.   "No está claro en el ensayo quién recibió la vacuna", dice Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Children's Hospital de Filadelfia y miembro del comité asesor del COVID-19 de la FDA. "Te preguntas si esos grupos de personas estaban adecuadamente representados".

¿En la recta final?

En su comunicado de prensa, las empresas expresaron que el siguiente paso sería recopilar más datos de seguridad y solicitar a la FDA una autorización de uso de emergencia en la tercera semana de noviembre. La agencia requiere que un fabricante de vacunas proporcione datos de seguridad de dos meses para al menos la mitad de los participantes de la fase tres antes de que se considere dicha autorización.

Sin embargo, las recientes reuniones de los comités asesores de vacunas en la FDA y en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades indicaron que los reguladores estaban considerando la idea de intercambiar una autorización de emergencia que se conoce como Licencia de "acceso ampliado" o "uso compasivo" .

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    Este paso limitaría la cantidad de personas que podrían recibir una vacuna pionera, lo que implicaría algunos pros y contras. Todavía permitiría el acceso ante situaciones extremas, como es el caso de los trabajadores de atención médica de primera línea y las comunidades vulnerables, pero habría un acceso reducido para el público en general. De lo cobtrario, una autorización de emergencia significaría que a nadie se le podría negar la vacuna, lo que esencialmente eliminaría la capacidad de completar ensayos clínicos para una vacuna candidata. Las personas de los grupos de placebo podían solicitar la vacuna y los científicos ya no podrían juzgar de manera sistemática si el fármaco funcionaba realmente o si era seguro.

    Offit dice que un cambio en los objetivos de concesión de licencias también podría ser un paso positivo para fomentar una mayor confianza pública, dado que algunas decisiones previas sobre el uso de emergencia, como la del medicamento antipalúdico hidroxicloroquina, han sido controvertidas. “Es un mejor lenguaje”, dice Offit, y explica que algunas autorizaciones de emergencia se han visto impulsadas políticamente por tratamientos probados inadecuadamente. "No creo que la gente llegue a sospechar de esta vacuna".

    Algunos expertos cuestionaron por qué las empresas decidieron emitir un comunicado de prensa antes de que los datos de seguridad estuvieran listos. “No había necesidad”, dice Doshi. "Podríamos haber esperado dos semanas para obtener datos más completos".

    Pero Wachter responde que cualquier preocupación sobre la seguridad del paciente probablemente ya habría surgido. “Sería bueno tener más información sobre los síntomas y cuántos fueron hospitalizados. Pero los datos son lo suficientemente buenos para que no me preocupe que la gente interprete demasiado los resultados ”, dice.

    De hecho, Wachter sugiere que las compañías tenían la obligación moral de dar a conocer buenas noticias durante esta fase particularmente sombría de la pandemia. “Esta es una noticia increíblemente prometedora y parece poco probable que resultados más detallados lleven a una conclusión diferente a la que estamos teniendo ahora”, dice. “Podrían esperar hasta que crucen hasta la última t. Luego, hay otro argumento de que no es ético quedarse en los datos más tiempo del necesario".

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