Pequeños seres, grandes problemas

Los ácaros, pertenecientes a la misma familia que las arañas, pueden transmitir la sarna a perros y gatos. Incluso algunos síntomas pueden observarse también en los humanos.

Los ácaros, pertenecientes a la misma familia que las arañas, pueden transmitir la sarna a perros y gatos.

Fotografía de Getty Images
Por National Geographic Creative Works
Publicado 19 jul 2022, 15:35 GMT-3, Actualizado 20 jul 2022, 10:50 GMT-3

La sarna es una enfermedad parasitaria provocada por ácaros: seres diminutos que pertenecen a la misma familia que las arañas (los arácnidos). Existen varios tipos de ácaros y de sarnas que pueden afectar a perros y gatos y algunas de ellas pueden ser zoonosis, es decir, pueden transmitirse a los humanos.

Entre las dermatitis parasitarias más comunes en perros y gatos se encuentran la demodicosis -o sarna demodécica-, que no es una zoonosis ni es transmisible de un perro a otro; la - escabiosis o sarna sarcóptica-, que es infecciosa, se transmite a humanos y puede afectar a varios animales; y la otoacariasis -o sarna del oído-, que también puede afectar a perros, gatos y eventualmente a humanos, a pesar de restringirse al conducto auditivo.

La sarna demodécica es una enfermedad hereditaria y genética vinculada a deficiencias inmunitarias específicas que dan como resultado una ineficacia en el control de la población de ácaros Demodex en la piel. A causa de ello, este ácaro, que normalmente forma parte de la piel de los animales, se multiplica y causa enfermedades en algunos individuos. Aunque puede afectar a los gatos, esta enfermedad de la piel es más frecuente en los perros, principalmente con edades comprendidas entre los tres meses y el año y medio (es decir, cachorros o adultos jóvenes), de raza definida, provocando la caída del pelo, sin picazón -lo que se denomina alopecia con ausencia de prurito.

Cuando el tutor acude al veterinario con un paciente joven, de raza definida, con alopecia sin prurito, siempre se realiza una prueba parasitológica de raspado cutáneo o una prueba parasitológica de cinta. La idea es descartar o confirmar el diagnóstico en base a la presencia del ácaro -en la mayoría de los casos, el Demodex canis.
Cuando los perros adultos o ancianos presentan demodicosis, suele haber alguna enfermedad sistémica asociada, por lo que es importante que el veterinario investigue, a través del examen físico y de exámenes complementarios, enfermedades como las hemoparasitosis, las neoplasias y cualquier otra alteración que explique una disminución de la inmunidad y la manifestación de la enfermedad.

La sarna sarcóptica es una enfermedad infecciosa, extremadamente contagiosa, causada por el ácaro Sarcoptes scabiei en los perros y por el ácaro Notoedres cati en los gatos. Esta enfermedad se manifiesta en la piel, causando mucha picazón y malestar y desencadenando varias lesiones por excoriación. Al tratarse de una zoonosis, los tutores pueden manifestar lesiones rojizas, similares a picaduras de insectos, localizadas en la región abdominal y el antebrazo. Estas lesiones también son bastante pruriginosas, o sea, pican mucho, sobre todo durante el baño caliente o durante la noche debajo del cobertor, ya que el aumento de la temperatura hace que los ácaros se muevan más.

En los perros, las lesiones cutáneas son de color rojizo, con presencia de costras, y localizadas en los bordes de las orejas, codos y corvejones. Estos animales presentan mucha picazón de forma continua y presentan también un reflejo llamado otopodal positivo, que se produce cuando el veterinario frota los bordes de las orejas y el animal patalea con su miembro posterior del mismo lado.

Como este reflejo está siempre presente en la escabiosis pero también puede presentarse en otras enfermedades, para confirmar el diagnóstico es necesario realizar el examen parasitológico de raspado cutáneo, en el cual se identifica el Sarcoptes scabiei en forma de ácaro o huevo. Sin embargo, aunque el raspado de negativo, si el historial es muy compatible con la enfermedad, el veterinario puede optar por tratarla para excluirla de su diagnóstico.

En los gatos, las lesiones son costrosas y se producen en la región de la cabeza, provocando una picazón intensa y continua. En estos animales, también se realiza el examen parasitológico de raspado cutáneo, en el cual se puede evidenciar el ácaro o los huevos en aproximadamente el 80% de los casos. Incluso cuando el resultado de la prueba da negativo, el tratamiento puede ser una opción, ya que la escabiosis felina aún puede estar presente.

Los lugares como guarderías o refugios caninos y felinos, que concentran muchos animales, son zonas de riesgo para la escabiosis. En estos lugares, todos los animales deben ser tratados, incluso aquellos que no tienen lesiones, ya que el ambiente queda infestado de ácaros. Los paños, las camas y la ropa de los animales deben ser desechadas y reemplazarse con papel periódico, que debe cambiarse diariamente mientras se realiza el tratamiento. Además, los cuidados específicos relativos al manejo del ambiente ayudan a reducir la infestación.

La sarna del oído es provocada por el Otodectes cynotis: un parásito de tamaño grande, que incluso puede ser observado a simple vista dentro de los conductos durante el examen con el otoscopio. Se trata de una enfermedad bastante contagiosa, por lo que suele diagnosticarse en guarderías o refugios felinos y caninos. Generalmente afecta a los cachorros y recién llegados a la casa de los tutores, mostrándose muy incómodos, sacudiendo la cabeza y rascándose con las patas la región cercana a la oreja, ya que el ácaro se mueve a través del canal auditivo, causando mucha picazón. Esta enfermedad suele afectar ambas orejas, generando un aumento en la producción de cerumen de color negruzco. Es sobre este material que el veterinario realiza el examen parasitológico, a través del cual puede observar el ácaro y confirmar el diagnóstico en cerca del 80% de los casos.

El tratamiento puede ser a base de medicamentos tópicos o con el uso de isoxazolinas, pero es importante incluir un medicamento destinado a remover el exceso de cerumen, previa o simultáneamente a la medicación, a criterio del veterinario, ya que este material funciona como alimento para el ácaro.

Antiguamente, los tratamientos se hacían con productos tóxicos, lo que requería diversos cuidados por parte de los tutores, tanto con el paciente como con todos los que se encontraban cerca. Luego aparecieron los tratamientos inyectables y orales, pero con frecuencias de administración diarias y por períodos prolongados. Con la llegada de las isoxazolinas enfocadas a la prevención de ectoparásitos, se produjo una caída indirecta de la ocurrencia de sarna, ya que los animales tratados pasan a estar protegidos contra esta dermopatía. Esta clase de medicamentos también está indicada para el tratamiento de enfermedades parasitarias y de la sarna en general, siendo actualmente la opción más segura y conveniente.

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