De la antigüedad a Hollywood: una breve historia de las artes marciales chinas

La leyenda de Mulán está en Disney+: recorremos la historia de las artes marciales, desde sus inicios misteriosos hasta que se convirtieron en un fenómeno global.

Por National Geographic Staff
Publicado 21 sep 2020, 12:03 GMT-3
De la antigüedad a Hollywood: una breve historia de las artes marciales chinas

Liu Yifei interpreta a Hua Mulán en la nueva película de Disney Mulán. Las "danzas de guerra" se practicaban en China hace ya 2500 años, pero su origen es un misterio.

Fotografía de The Walt Disney Company

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No cabe duda de que Qi Jiguang sabía manejarse en un campo de batalla. Este líder militar de la dinastía Ming —siglo XVI— pasó muchos años defendiendo el este de China de los ataques de piratas y asaltantes japoneses. Más adelante, supervisaría las grandes obras de refuerzo de la Gran Muralla China. También se le atribuye haber sido la primera persona en documentar las artes marciales chinas en su manual militar Nuevo tratado sobre la eficiencia militar o Jixiao Xinshu.

Según Jonathan Clements, autor de A Brief History of the Martial Arts, esta es “la fuente más antigua y verificable que explica realmente las artes marciales como un conjunto práctico de movimientos o ideas”. En el capítulo 14, traducido como “El puño de cañón y los fundamentos de la agilidad”, Qi explica la importancia del combate sin armas como herramienta fundamental para entrenar a los soldados.

Por supuesto, las artes marciales habían existido durante siglos antes de que Qi las definiera. Hoy en día, una de las exponentes más legendarias de la práctica —Hua Mulán, la guerrera china del folclore del siglo V, y la heroína de Mulán de Disney— da nombre a un estilo epónimo de taichí. 

Y aunque esto deja entrever la venerabilidad de la actividad, no cuenta ni la mitad de la historia. “Hay menciones que se remontan a hace más de dos mil años”, cuenta Clements a National Geographic. “[El filósofo] Confucio menciona las ‘danzas de guerra’ de la Edad del Bronce, que probablemente sea el término antiguo para referirse a un tipo de calistenia con armas. Pero no sabemos en qué consistían realmente estas danzas de guerra”.

Unos comienzos misteriosos

En su definición más amplia, las artes marciales (básicamente, sistemas de combate) han existido desde que los humanos se han matado los unos a los otros. Lamentablemente, esa es la historia de nuestra especie.

Según la Federación Internacional de Wushu, el organismo rector del wushu (o kung-fu chino) en todas sus formas en todo el mundo, “los orígenes del wushu se remontan al hombre primitivo y su lucha por la supervivencia en el duro entorno de la Edad del Bronce, o incluso antes, una lucha que condujo al desarrollo de técnicas para defenderse tanto de los animales salvajes como de otros seres humanos”.

En muchos de los antiguos textos históricos chinos hay numerosas referencias a los diferentes códigos de combate sin armas. Sin embargo, algo crucial es que —como ocurre con la propia Hua Mulán— no se pueden verificar históricamente. Por esa misma razón, podría ser un error aceptarlos como algo más que un mito o folclore.

Hua Mulán, la legendaria guerrera del folclore chino, representada en una ilustración en seda del siglo XIX. Normalmente, la historia la describe disfrazándose de hombre para entrar en el ejército imperial y formarse en artes marciales. Se convierte en una guerrera venerada, pero rechaza todas las recompensas para volver humildemente a su aldea. Los historiadores no están del todo seguros de si la historia se basa en una persona real.

Fotografía de Lebrecht Music & Arts, Alamy

Tal y como recalca Clements: “Resulta muy frustrante para el historiador, porque pasamos de la noche a la mañana, en el siglo XVI, de no tener ninguna evidencia a tener afirmaciones de que las artes marciales han existido durante al menos 500 años o incluso más. Pero no existe una etapa intermedia que nos permita verificar esa información”.

En cualquier historia de las artes marciales chinas hay un pionero que aparece una y otra vez: Sun Tzu, autor del tratado del siglo V a. C. El arte de la guerra. Sin embargo, Clements no está tan seguro.

“Hay muchos profesores de artes marciales que citan El arte de la guerra y dicen que es un manual de artes marciales, pero Sun Tzu no menciona el combate sin armas —y tampoco tiene mucho que decir sobre el combate armado—. Así que algunos de sus aforismos se pueden aplicar al combate sin armas, pero nunca tuvieron ese propósito”. 

Casi al mismo tiempo que El arte de la guerra surgieron historias sobre la Doncella de Yue, una instructora de artes marciales que asesoraba a su rey, Goujian, sobre métodos de lucha. Clements señala que no hay pruebas de que la historia se base en hechos reales, pero que “es fascinante ver que una de las primeras maestras de artes marciales que aparecen en los registros es una mujer”.

“Existe el dicho chovinista de que la guerra es trabajo de hombres y vocación de hombres, pero a Goujian no parece importarle”, añade. “Él sabe que ella es la mejor y, por lo tanto, quiere contar con ella”.

Esta historia se hace eco en la de Hua Mulán, quien, como cuenta la fábula, se disfrazó de hombre para ocupar el lugar de su padre enfermo en el ejército imperial. Su posterior dominio de las técnicas de combate y su ascenso como guerrera fue el tema central de la Balada de Mulán u Oda a Mulán, un poema popular anónimo que, según se cree, se escribió durante la dinastía Wei del Norte (386-534 d.C.).

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    Estatua de Buddhabhadra sosteniendo una lanza en el monasterio de Shaolin. Se cree que viajó a China desde la India, a la región en torno a las montañas de Songshan. El emperador Xiao Wen, que facilitó la construcción del templo en la zona, lo veneraba. Se cree que podría haber sido fundamental en la introducción de las artes marciales en la zona, aunque esto también se le atribuye a un encargado posterior del templo, Bodhidharma.

    Fotografía de Kettik Images, Alamy

    Quizás el símbolo chino más famoso de las artes marciales sea el monasterio de Shaolin. Este monasterio budista, ubicado en la provincia de Henan y que data del siglo V d.C., fue el hogar de Bodhidharma, un monje oriundo de “las regiones occidentales” (posiblemente Persia o India) que, según creen algunos, introdujo las artes marciales en esta parte de China. De nuevo, los historiadores no están tan seguros.

    Se dice que un viajero indio anterior, un traductor llamado Buddhabhadra que buscaba la iluminación, fundó el templo y pudo haber introducido allí los fundamentos de las artes marciales.

    “En lo que llamaríamos los años oscuros, el monasterio de Shaolin era célebre por el conocimiento que traía de la India”, continúa Clements. “No solo las escrituras budistas, sino también la meditación yóguica, que pudo haber evolucionado en formas de artes marciales. Pero de nuevo, tendremos que esperar hasta mucho más adelante para contar con material verificable”.

    Ese es el problema con cualquier historia de las artes marciales chinas: la clara falta de fuentes escritas de la época. Por lo tanto, hasta la Edad Media no se cuenta con pruebas sólidas a las que referirse. La proliferación de la cultura a lo largo de la Ruta de la Seda durante la dinastía Tang (618 a 907 d.C.) extendió los estilos de combate por gran parte de Asia oriental.

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