Buenos envases, por dentro y por fuera

La importancia del envasado, tanto para proteger a las personas como al planeta.

Por Redacción National Geographic
Publicado 1 jun 2021, 10:31 GMT-3
Buenos envases, por dentro y por fuera.

Buenos envases, por dentro y por fuera.

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Los envases siempre han tenido un propósito. Desde que nuestros primeros ancestros comenzaron a evolucionar, dos cosas han ampliamente definido el desarrollo de la civilización: los alimentos y la capacidad de almacenarlos y llevarlos con nosotros. A medida que crece la población, también lo hace nuestra necesidad de materiales más livianos y resistentes como el plástico, pero estos tienen un impacto en nuestro medio ambiente natural. En la actualidad, el envasado es considerado una necesidad con un costo para la tierra, pero mirando atrás, podemos observar el largo camino recorrido que nos recuerda que, siempre y cuando busquemos mejores maneras de hacerlo, los envases pueden continuar siendo beneficiosos para la gente y para el planeta.

Envases que son buenos para la gente, por dentro.

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El interior: Envases que son buenos para la gente
Las innovaciones del envasado han protegido los alimentos durante miles de años y, seguramente, continúen haciéndolo en el futuro.

En los comienzos, comíamos los alimentos que encontrábamos. Sin embargo, a medida que los humanos desarrollaron distintas técnicas de agricultura, las temporadas húmedas y secas realzaban aun más la necesidad de guardar para tener en épocas más austeras. Los contenedores inicialmente estaban hechos de elementos de la naturaleza -como, por ejemplo, troncos huecos o pieles animales preservadas-. Luego, comenzaron a realizarse con metales, cerámica y vidrio para proteger mejor a los alimentos de la contaminación, el daño o el robo.

Una vez cosechados, los alimentos comenzaban a echarse a perder, de modo que el crecimiento de patógenos peligrosos como la E. coli tuvo que ser ralentizado -o prevenido- a través de la preservación. Desde el año 12.000 a.C., las comunidades han secado elementos al sol o los han congelado (según el clima) antes de descubrir, más tarde, la fermentación, que condujo a encurtir los alimentos y producir vinos y cervezas. 

El siguiente hito en términos de la seguridad de los alimentos sucedió en la década de 1790, cuando el confitero francés Nickolas Appert logró fusionar el envasado y la preservación― y descubrió que calentar los alimentos en botellas de vidrio los hacían seguros para su consumo. Pero no fue hasta que Louis Pasteur descubrió qué era lo que causaba el desecho y dedujo la ciencia detrás del proceso—que los microbios que ya estaban presentes en la comida podían ser eliminados a través del calor— que se convirtió en algo comercialmente viable. 

A pesar de que hoy sigue siendo ampliamente utilizada, la pasteurización no calienta los productos lo suficiente como para esterilizarlos por completo. La leche, por ejemplo, todavía necesita mantenerse refrigerada luego de haber sido pasteurizada, ya que contiene bacterias resistentes al calor. 

Desde fines de la década de 1940, no obstante, el envasado y el procesamiento asépticos redefinieron la forma de proteger los alimentos —calentar a temperaturas más altas por menos tiempo para esterilizar los productos y a la vez retener el valor nutricional. El procesamiento y el relleno del envase se realizan en condiciones estériles hasta que el envase es sellado, lo que aumenta significativamente su vida útil sin utilizar conservantes o refrigeración adicionales.   

Innovaciones como esta han mejorado notablemente la forma en que podemos trasladar los alimentos. En las últimas dos décadas, el crecimiento de la población ha aumentado constantemente la demanda de alimentos, mientras que en los países en desarrollo especialmente, las pérdidas durante la producción, el procesamiento y la distribución han contribuido al desperdicio de casi un tercio de todos los alimentos producidos para consumo humano a nivel mundial. Esto pone en peligro el acceso global a la nutrición y convierte al hambre en una de las más grandes amenazas a la salud pública: 25.000 personas mueren por día de hambre y causas relacionadas―y casi la mitad de ellos son niños. 

Para abordar este tema, el programa de Objetivos y Metas de Desarrollo Sostenible de la ONU convoca a los gobiernos y a las empresas a ofrecer asistencia. Los gobiernos nacionales financian programas de asistencia para la compra de alimentos, mientras que las compañías de procesamiento y envasado como Tetra Pak contribuyen a que la comida sea entregada en forma segura. Durante décadas, Tetra Pak ha tenido como misión resolver los desafíos globales sobre la seguridad y la disponibilidad de los alimentos. Su envasado aséptico y robusto asegura que la comida no se echará a perder o se contaminará, permitiendo que sea transportada a temperatura ambiente hasta los rincones más remotos. Esto es especialmente importante en los países en desarrollo, donde la falta de refrigeración puede hacer que la provisión y el almacenamiento de los alimentos sean problemáticos.  

Dicho programa alienta a las empresas a colaborar con programas de desarrollo alimenticio internacionales, como así también programas de comedores escolares, especialmente, para mejorar la salud de los niños. En el 2019, 68 millones de niños de 56 países recibieron bebidas nutritivas como, por ejemplo, leche en envases Tetra Pak. Además, con el fin de poder seguir alimentando a los niños durante la pandemia del COVID-19, Tetra Pak ha apoyado la distribución con innovadores métodos sin contacto para acceder a la leche a través de soluciones como sistemas de lockers automatizados. 

Sin embargo, obtener productos alimenticios como la leche en todo el mundo no es una solución completamente sustentable. Es mucho mejor si estos son provistos localmente; por ende, la iniciativa de Tetra Pak de Centros Lácteos trabaja con pequeños agricultores locales para ofrecer mejor acceso al mercado lácteo. 

Con una población mundial que probablemente alcance los 9 mil millones en las próximas tres décadas, seguramente necesitemos un 70 por ciento más de alimentos de lo que se produce en la actualidad. Y, aunque todavía falta, la historia ha demostrado que las innovaciones nos ayudarán no solo a sobrevivir en el futuro, sino también a progresar. 

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    El envase que es bueno para el planeta, por fuera.

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    Afuera: El envase que es bueno para el planeta
    Al conservar a los alimentos seguros, los envases continúan protegiendo a la gente. Y ahora, hay que dar un paso más y proteger también al planeta.

    Alrededor del año 1035, un viajero persa estaba recorriendo un concurrido mercado de El Cairo cuando notó que los comerciantes envolvían los vegetales y las especias en papel antes de entregárselos a sus clientes. Fuera de China, este fue el primer uso registrado del papel para embalar —flexible, natural, y con la capacidad de poder romperse a la hora de descartarlo. Casi 1.000 años más tarde, 6.3 mil millones de toneladas métricas de desechos de papel nos demuestran por qué es una buena idea volver a soluciones de envasado mucho más naturales.  

    Los envases han sido fundamentales para desarrollar las cadenas de abastecimiento alimenticias que contribuyen a nuestra existencia, pero esto tiene un costo para nuestro planeta. Nuestro sistema alimenticio -la agricultura, el procesamiento y la distribución representan más del 25 por ciento de las emisiones de gases causantes de efecto invernadero, una cifra que aumenta junto con la demanda de alimentos. Los materiales de los envases ayudan a mantener a los alimentos seguros, pero muchos requieren demasiados recursos para su producción o tardarán más de medio siglo en terminar de desintegrarse. 

    Mientras que muchos creen que el reciclaje es la solución, este es solamente una panacea. Es parte del cierre del proceso de envasado, pero tiene un costo ambiental oculto. El vidrio es frágil, lo que significa que el envase necesita protección, y es pesado, aumentando las emisiones de carbono producidas en la limpieza y el transporte. El aluminio utiliza mucha más electricidad para ser producido, tanto que se ha ganado el mote de "electricidad solidificada": reutilizarlo utiliza sólo el 5 por ciento de la energía, pero procesarlo aún deja una huella ambiental muy pesada. El plástico es casi completamente reciclable, pero se estima que sólo se recicla un 9 por ciento del plástico producido. 

    Entonces, además de reciclar, necesitamos una nueva forma de envasado a futuro, y mentes innovadoras que generen soluciones sustentables. Nuestra empresa aborda nuestro problema de envasado y desechos de alimentos al convertir los desechos de los cultivos en un material similar al plástico, utilizando hongos, mientras que otra tecnología crea una envoltura protectora a partir del almidón de la papa. Innovaciones como estas son tan solo el primer paso, pero, con el tiempo, podrían convertirse en valiosas contribuciones para construir un futuro sustentable del envasado.  

    Dado su bajo impacto en la naturaleza, las alternativas en papel resultan más atractivas a los fabricantes, y Tetra Pak, en particular, cree que los envases de cartón son una de las mejores herramientas para generar mayor sustentabilidad a futuro. Con envases que ya contienen un 70 por ciento de cartón proveniente de bosques gestionados responsablemente, Tetra Pak planea aumentar los componentes renovables en sus productos -incluyendo alternativas al plástico producidas a partir de plantas, con el fin de crear envases que sean completamente renovables, totalmente reciclables y sin emisiones de carbono.  

    Para Tetra Pak, este envase futuro tiene el potencial de estabilizar la cadena de valor alimenticia por completo: los materiales de fuentes renovables y de bosques gestionados responsablemente, el bajo uso de energía para evitar emisiones de carbono, y el procesamiento aséptico significan que los productos no necesitan ser transportados por camiones altamente refrigerados con carbono. ¿Y cuál sería el final de este ciclo vital? El reciclaje. Fácil y eficiente en términos de energía.  

    La ambición de Tetra Pak apoya el deseo global de asegurar que los envases cuiden de nuestro planeta y también cuiden de los alimentos y la gente—durante miles de años.

    Desde la década de 1940, el procesamiento y el envasado asépticos han mantenido los alimentos seguros sin la necesidad de usar conservantes o refrigerarlos.

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    Agricultores locales en Birmania se unen a la iniciativa de Centro Lácteo de Tetra Pak, que les ofrece mejor acceso al mercado lácteo global.

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    De todo el plástico que se produce, sólo casi el 9 por ciento ha sido reciclado.

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    Los envases de papel producto de los bosques gestionados responsablemente han reducido su impacto en el medioambiente.

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